Frases de Atahualpa Yupanqui - Página 2

01. Así, en infinitas tardes, fui penetrando en el canto de la llanura, gracias a esos paisanos. Ellos fueron mis maestros. Ellos, y luego multitud de paisanos que la vida me fue arrimando con el tiempo. Cada cual tenía "su" estilo. Cada cual expresaba, tocando o cantando, los asuntos que la pampa le dictaba.

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02. Amo la luz, y el río, y el silencio, y la estrella.

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03. La guitarra es para mí un poco el templo donde yo entro a rezar. Cuando yo necesito musitar mi salmo profundo, voy a la guitarra. Por supuesto, no voy a tocar chacareras, que me encantan, ni gatos. La chacarera en Santiago del Estero, la zamba en Tucumán y el estilo en la provincia de Buenos Aires, para mí eso configura toda una atmósfera tradicional y hermosa. Pero para rezar, la vidala. Y la hora no importa, las nueve o las tres de la mañana y no necesito el estímulo del vino, ni de amigos. Respondo al reclamo interior, al "cascabel", como lo llamaba Ortega y Gasset: cuando se agita dentro de uno el cascabel, es cuando se necesita andar ese camino para ver qué rebaño lo anda buscando.

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04. Alguna vez en la vida volveré por esa senda, haciendo el mismo camino entre tu rancho y la acequia.

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05. Si un trovador me pidiera un poquito de luz para su vida, toda la selva en fuego convertida para su corazón yo le ofreciera.

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06. Yo camino por el mundo. Soy pobre. No tengo nada. Sólo un corazón templado, y una pasión: la guitarra.

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07. Ninguna fuerza abatirá tus sueños, porque ellos se nutren con su propia luz. Se alimentan de su propia pasión.

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08. Y al llegar el final, tendrán su premio, nadie los nombrará, serán lo "anónimo", pero ninguna tumba guardará su canto.

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09. Me duele tanto el silencio por lo mucho que perdí. Que no se quede callado el que quiera ser feliz...

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10. La música es una de las cosas que puede salvar al mundo, porque un hombre que busca y encuentra y se solaza horas y días y años y años luz, a través de generaciones, con la belleza, ¿qué otra cosa puede querer que un mundo mejor?

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11. No me gusta que me confundan. En mi país hay grandes escritores y poetas. Yo, a veces, le arrimo el bochín a la poesía. Es sólo una arrimada. No me comparen. Pegar un grito en el cerro no es acercarse al sermón de la montaña.

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12. Yo me voy con mi destino pa'l lado donde el sol se pierde tal vez alguno se acuerde que aquí cantó un argentino.

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Atahualpa Yupanqui

Atahualpa Yupanqui
  • 31 de enero de 1908
  • Pergamino, Buenos Aires, Argentina
  • 23 de mayo de 1992
  • Nimes, París, Francia

Cantante, poeta, guitarrista y escritor argentino, uno de los mayores referentes de la música folklórica argentina.

Sobre Atahualpa Yupanqui

Nació en un paraje llamado Campo de la Cruz y fue registrado en Pergamino como Héctor Roberto Chavero, quién más tarde adoptaría el seudónimo Atahualpa Yupanqui.

Sus primeros años transcurrieron en Roca (Buenos Aires), donde su padre trabaja en el ferrocarril.

En 1918 la familia se traslada a la Provincia de Tucumán y cinco años después fallece el padre.

En su juventud, Atahualpa Yupanqui viajó por toda la argentina y países limítrofes, siempre acompañado por su guitarra.

A principios de los años cuarenta, estando en Tucumán, contrae matrimonio con María Martínez, divorciándose al poco tiempo.

Más tarde conoció en Córdoba a Paule Pepin Fitzpatrick, "Nenette", quien sería su compañera definitiva y colaboradora musical con el seudónimo "Pablo Del Cerro".

En 1945, Atahualpa Yupanqui se afilia al Partido Comunista, vínculo que mantendrá hasta el año 1952, fecha en que renuncia al mismo retomando una posición política independiente.

Esta afiliación y su actitud crítica ante el gobierno peronista (1946-1952), le valdrán un silenciamiento forzoso durante todos esos años, en los cuales fue perseguido y encarcelado.

En 1950 se trasladó a Uruguay y más tarde a París (Francia), donde realizó varias giras llegando a compartir escenario con Edith Piaf y volviendo a la Argentina en 1952.

Luego del derrocamiento de Perón en 1956, Atahualpa Yupanqui siguió siendo perseguido, por lo que estuvo alternando su residencia entre Buenos Aires y Córdoba hasta 1963, que inició una gira que lo llevó a instalarse en París.

En 1979 volvió a la Argentina y sus viajes fueron disminuyendo a causa de su estado de salud.

En 1986 Francia lo condecoró como Caballero de la Orden de las Artes y las Letras y tiempo después recibió un homenaje de la Universidad de Tucumán.

En 1992, Atahualpa Yupanqui viaja a Francia para actuar en Nimes y allí fallece.

Sus obras siempre reflejaron el amor por el suelo donde nació y cuentan, pintan, actúan y cantan historias que reflejan la cultura del Río de la plata.

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