Frases de Eugenio María de Hostos

01. Digno o indigno de su fin, el periódico es siempre conciencia, razón y opinión pública.

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02. Madre, amante, esposa, toda mujer es influencia.

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03. Necesidad hay de estar indiferente para lograr ver algo.

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04. El niño es la promesa del hombre, el hombre la esperanza de alguna parte de la humanidad.

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05. La sensibilidad, como la voluntad, son creación de mi razón.

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06. Se me va mañana; ya empecé a llorarla hoy. Qué amor tan sin amor.

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07. Ni la moral ni la crítica pueden pedir al arte lo que no debe el arte dar.

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08. La vida y el amor, segunda vida: he ahí los dos monumentos sublimes de una madre.

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09. La providencia es compañera de la historia.

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10. En tiempos de epidemia, la salud de uno solo nos alienta.

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11. Las pasiones del hombre ¡Cómo nacen, cómo crecen! Una chispa las crea, un soplo las inflama.

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12. Desde el fondo de mi abatimiento miro ahora más allá de los Andes y quisiera con toda mi alma estar allí.

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Eugenio María de Hostos

Eugenio María de Hostos
  • 10 de enero de 1839
  • Mayagüez, Puerto Rico
  • 10 de agosto de 1903
  • Santo Domingo, República Dominicana

Libertador, político, pedagogo, sociólogo y escritor puertorriqueño, llamado el Ciudadano de América por haber entregado su existencia a la lucha por la emancipación de su patria, la unidad de las Antillas y de América Latina.

Sobre Eugenio María de Hostos

De padres con descendencia española y dominicana, Eugenio María de Hostos fue el quinto de ocho hermanos criados en la ciudad costera localizada en la costa oeste del Estado Libre Asociado de Puerto Rico.

En 1847 ingresa en el Liceo San Juan de Mayagüez para realizar sus estudios primarios, que complementa con otros en el Liceo de Jerónimo Gómez de Sotomayor en San Juan.

En 1852, Eugenio María de Hostos se traslada a Bilbao (España), donde finaliza su educación secundaria en el Instituto de Segunda Enseñanza.

En 1858 ingresa en la Universidad Central de Madrid, matriculándose en las Facultades de Derecho y Filosofía y Letras y toma contacto con los diversos grupos krausistas que animaban la vida cultural madrileña de la época.

En el 1863, Eugenio María de Hostos publicó la novela política titulada "La peregrinación de Bayoán" para hacer entender en España la penosa situación colonial de Cuba y Puerto Rico.

Con la adopción de la nueva constitución Española en 1869 y el rechazo a extenderle a Puerto Rico y a Cuba los derechos ciudadanos propios de una república federada, Hostos se traslada a Nueva York (Estados Unidos) para integrarse a la lucha armada que organiza la emigración por la independencia de ambas Antillas.

Posteriormente, Eugenio María de Hostos recorrió América del Sur propagando sus ideas liberales, visitando Colombia, Panamá, Perú, Chile, Argentina y Brasil.

En Chile pronunció las célebres conferencias sobre la igualdad de derecho para la mujer y en la Argentina trabajó por la construcción de la primera vía ferroviaria que cruzaría la cordillera de los Andes.

En Venezuela dirigió el Colegio Nacional de Asunción y fundó en Santo Domingo la llamada Escuela Normal, para volcarse de lleno en una incesante actividad pedagógica (1879-1888) que luego extendió por Chile entre los años de 1889 y 1899.

De regreso a su patria en 1898, Eugenio María de Hostos fue nombrado jefe de la comisión encargada de reclamar en Estados Unidos la independencia de Puerto Rico dentro de una confederación de las tres grandes islas antillanas.

Tiempo después fundó la Liga de Patriotas con la ilusión de educar al pueblo puertorriqueño sobre sus nuevos derechos bajo la Constitución federal norteamericana, pero su esperanza de independencia se diluyó cuando el gobierno estadounidense decidió, con la ley Foraker (1900), convertir la isla en una colonia.

En 1900 se traslada a Santo Domingo (República Dominicana) y dos años más tarde es nombrado Director General de Enseñanza.

En 1903 fallece en su residencia de Las Marías en Santo Domingo, donde aún reposan sus restos en el Panteón de los Héroes Nacionales.

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