33. El estudiante que asegura su deseada ociosidad y retiro eludiendo sistemáticamente toda clase de trabajo necesario para el hombre común no obtiene sino una ociosidad innoble y poco provechosa, al tiempo que se defrauda de la única experiencia que puede hacer aquélla productiva.
34. Si respetáramos solamente lo que es inevitable y tiene derecho a ser, la música y la poesía resonarían por las calles.
35. He aquí la vida, un experimento que en su mayor parte no he abordado aún, y en nada me beneficia que otros lo hayan probado.
36. La estufa no sólo ocupa la habitación y perfuma la casa, sino que oculta el fuego, y sentí que había perdido un compañero.
37. Mientras el hombre carezca de seguridad y confianza en sí mismo, el estado prosperará; él puede existir gracias al miedo y a la incertidumbre de cada uno de sus miembros.
38. Sólo amanece el día para el que estamos despiertos. Y quedan aún muchos por abrírsenos. El sol no es sino la estrella de la mañana.
39. Casi todas las personas viven la vida en una silenciosa desesperación.
40. El más rico es aquel cuyos placeres son los más baratos.
41. Un lago es uno de los rasgos más bellos y expresivos de un paisaje. Es el ojo de la tierra; y en mirándose en él descubre el observador la profundidad de su propia naturaleza.
42. La bondad es la única inversión que nunca falla.
43. Las cosas no cambian; somos nosotros los que cambiamos.
44. Ficciones y delirios son tomados por sólidas verdades mientras que la realidad se nos antoja fabulosa.
45. La vejez no es mejor maestra que la juventud, ni tanto así, pues es más lo que ha perdido que lo que le queda.
46. Un hombre es rico en proporción a las cosas que puede desechar.
47. Diríase que poseo mi propio sol, mi luna y mis estrellas; un pequeño mundo para mí solo.
48. A la larga, los hombres dan sólo en el blanco que les interesa.
49. Dadme la verdad antes que el amor, el dinero y la fama.
50. En mi casa tenía tres sillas: una para la soledad, otra para la amistad y la tercera para la sociedad.
51. El sol que se pone se refleja con igual esplendor en las ventanas del hospicio que en las del rico, y la nieve se funde frente a ambas puertas, llegada la primavera. No veo por qué una mente serena no ha de poder hallar tanta satisfacción y gozar de pensamientos tan estimulantes allí como en un palacio.
