
21 frases de Siempre Alice (Still Alice) de Lisa Genova... Alice Howland es profesora de psicología en Harvard y una lingüista de fama mundial. Tiene cincuenta años, un marido al que ama y tres hijos adultos. Todo cambia cuando irrumpe el Alzheimer en su vida.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Lisa Genova son: enfermedad de alzheimer, lenguaje, lucha contra la enfermedad, demencia, neurociencia, pérdida de recuerdos, sinapsis.
Frases de Siempre Alice Lisa Genova
01. Recordó cuando, con seis o siete años, había llorado amargamente por el destino de las mariposas tras descubrir que su vida apenas duraba unos días. Su madre la consoló y le dijo que el hecho de que sus vidas fueran cortas no significaba que fueran trágicas.
02. Volvió a leerla una vez más. Era fascinante y surrealista, como leer un diario que hubiera escrito siendo adolescente, palabras secretas y sentidas escritas por una chica que apenas recordaba. Ojalá hubiera escrito más. Aquellas palabras la hacían sentirse al mismo tiempo triste y orgullosa, poderosa y aliviada.
03. No tengo control sobre qué ayer conservo y cuál olvido. No se puede negociar con esta enfermedad. No puedo escoger entre los nombres de los presidentes de estados unidos y los nombres de mis hijos. No puedo ceder las capitales de los estados a cambio de conservar los recuerdos de mi marido.
04. Sé que es solo cuestión de tiempo antes de que vuelva a ocurrir, y que el tiempo entre un periodo y otro es cada vez más corto. Incluso cuando me siento completamente normal, sé que no lo soy, que los malos momentos no han terminado, que es solo una tregua. No puedo confiar en mi misma.
05. Antes era alguien que sabía muchas cosas. Ahora nadie me pide opinión o consejo. Lo echo de menos. Antes era curiosa, independiente y confiada. Echo de menos estar segura de las cosas. No hay paz en no estar segura de todo, todo el tiempo. Echo de menos hacerlo todo con facilidad. Echo de menos no formar parte de lo importante. Echo de menos sentirme necesitada. Echo de menos mi vida y mi familia. Amaba mi vida y a mi familia.
06. Hacía por lo menos un año que algunas neuronas de su cabeza, no lejos de los oídos, comenzaron a ahogarse y terminaron muriendo tan silenciosamente que no pudo oírlas. Algunos dirían que todo sucedió de una forma tan insidiosa que las propias neuronas iniciaron la cadena de acontecimientos que las condujeron a su autodestrucción. Ya se tratase de asesinato molecular o suicidio celular, antes de morir fueron incapaces de avisarla de lo que estaba ocurriendo.
07. -Eres tan hermosa... Tengo miedo de mirarte un día y no saber quién eres. -Creo que, aunque no supieras quién soy, seguirías sabiendo que te quiero. - ¿Y si un día te miro y no sé qué eres mi hija? ¿Y si no sé qué me quieres? -Entonces te diré que te quiero y me creerás.
08. El bienestar de una neurona depende de su habilidad para comunicarse con las demás. Los estudios han demostrado que la estimulación eléctrica y química de las neuronas ayuda a mantener la vitalidad del proceso celular. Las neuronas incapaces de conectarse con otras se atrofian. Una vez que se vuelve inútil, una neurona abandonada se muere.
09. Mis ayeres están desapareciendo y mis mañanas son inciertos, así que ¿Para qué seguir viviendo?, podríamos preguntarnos. Yo vivo día a día. Vivo momento a momento. En algún mañana me olvidaré de que hoy he estado aquí, ante vosotros, y que he dado este discurso. Pero, sólo porque en algún mañana me olvide, no significa que no haya vivido cada segundo de este día. Olvidaré este hoy, pero eso no significa que este hoy no importe.
10. Nosotros, los que nos encontramos en los primeros estadios del Alzheimer, no somos absolutamente incompetentes. Todavía podemos expresarnos mediante el lenguaje, tenemos opiniones y extensos periodos de lucidez. Aun así, no somos lo bastante competentes para que se pueda confiar en nosotros por lo que respecta a muchas de las exigencias y responsabilidades de nuestras antiguas vidas. Nos sentimos como si no estuviéramos ni aquí ni allí, como un estrafalario personaje del doctor Seuss en una tierra extraña. Es un lugar muy solitario y frustrante.
11. A menudo tengo miedo al mañana. ¿Y si despierto y no reconozco a mi esposo? ¿Y si no sé dónde me encuentro o ni siquiera me reconozco en el espejo? ¿Cuándo dejaré de ser yo? ¿Es vulnerable a la enfermedad la parte de mi cerebro responsable de mi "yo" personal y único? ¿O mi identidad es algo que trasciende las neuronas, las proteínas y las moléculas defectuosas de mi ADN? ¿Son mi espíritu y mi alma inmunes a los estragos del Alzheimer? Yo creo que sí.
12. ¿Y si ella hubiera sabido antes que portaba ese gen, ese destino, en todas y cada una de las células de su cuerpo? ¿Habría concebido igualmente a sus hijos o habría tomado precauciones para impedir los embarazos? ¿Se habría arriesgado a una meiosis azarosa? Sus ojos ámbar, la nariz aquilina de John y su presenilina-1. Ahora, por supuesto, no podía imaginarse la vida sin ellos. Pero antes de haberlos tenido, antes de experimentar aquel visceral y anteriormente inconcebible amor que veía con ellos, ¿Habría decidido que sería mejor para todos no tenerlos?
13. Sé creativo, sé útil, sé práctico, sé generoso y termina a lo grande.
14. ¿Dónde reside mi amor por ti, en mi cabeza o en mi corazón?
15. Se necesitaba atención, retención, elaboración o significado emocional para que la información pasara de la memoria reciente a la de largo plazo; si no, con el paso del tiempo era rápidamente descartada.
16. La madre que era creía que el amor que sentía por su hija estaba a salvo de su caos mental porque residía en su corazón.
17. (...) Estaba perdiendo su habilidad para el lenguaje, lo que separa a los humanos de los animales, y cada vez se sentía menos humana.
18. Estaba pidiéndole que, con una sola conversación, creyera lo que ella se había negado a sí misma durante meses.
19. Este año es mi última oportunidad para mí. No creo que me quede mucho tiempo para seguir siendo yo.
20. Siento mucho tener Alzheimer. No soporto la idea de que mi enfermedad irá empeorando cada vez más, no soporto la idea de que algún día te miraré, miraré ese rostro que tanto amo, y no sabré quién eres...
21. Antes morir que perder la cabeza. Miró a John, a sus ojos pacientes, esperando una respuesta. ¿Cómo podía decirle que tenía Alzheimer? Él amaba la mente de ella. ¿Cómo iba a vivir con eso? Moriría antes de decírselo.