
32 frases de Madame Bovary de Gustave Flaubert... Una joven esposa insatisfecha, casada con un hombre que sólo busca exhibirla como si fuera un trofeo... Amores, amantes y prejuicios en esta magnífica crítica a la clase alta francesa de principios del siglo XIX.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Gustave Flaubert son: suicidio, infidelidad, problemas de pareja, huérfanos, condición de la mujer, pasión prohibida, clases sociales, matrimonio sin amor, muerte por envenenamiento, obras cumbres de la literatura universal, moral burguesa.
Frases de Madame Bovary Gustave Flaubert
01. Se le borraron algunos detalles, pero persistió la añoranza.
02. Ahora sí que conocía la mezquindad de las pasiones que el arte exageraba.
03. A los ídolos es mejor no tocarlos: algo de su dorada capa se queda inexorablemente entre los dedos.
04. Las exigencias monetarias son, de cuantas borrascas se desatan sobre el amor, las más frías y devastadoras.
05. ¡Cómo añoraba los inefables sentimientos de amor que por aquel entonces trataba de imaginarse por medio de los libros!
06. ¿Cómo querías que viviera sin ti? La felicidad crea hábito y luego ya no se puede vivir sin ella.
07. La palabra humana semejante a un caldero cascado a cuyos sones hacemos bailar a los osos cuando pretendíamos conmover a las estrellas.
08. (...) Volvía a sentir el pálpito de su corazón y la sangre circulando por su carne como un río de leche.
09. El más mediocre libertino ha soñado alguna vez con sultanas, y no hay notario que no lleve dentro de sí los despojos de un poeta.
10. En su deseo se confundían las sensualidades del lujo con las alegrías del corazón, la elegancia de las costumbres con las delicadezas del sentimiento...
11. Cumplía con sus tareas cotidianas como un caballo de noria que da vueltas y vueltas con los ojos vendados sin tener idea de la tarea que está desempeñando...
12. (...) Pretendía saber lo que se entendía exactamente en la vida por las palabras dicha, pasión y embriaguez que le habían parecido tan bellas en los libros.
13. (...) Echó hacia atrás su blanco cuello, que se dilataba con un suspiro, y desfallecida, deshecha en llanto, sacudida por un hondo estremecimiento, se ocultó el rostro y se entregó a él.
14. Se dejaba mecer por el vaivén de las melodías y se sentía vibrar de la cabeza a los pies, como si los arcos de los violines sacudieran sus nervios.
15. La suya era una vida fría como un desván cuyo tragaluz da al norte y donde el hastío, araña silenciosa, tejía su tela en la sombra por todos los rincones de su corazón.
16. Una especie de rigidez monacal realzaba la expresión de su semblante. Ni el menor destello de tristeza o de ternura suavizaba aquella pálida mirada. Del roce cotidiano con los animales, había adquirido su mutismo y su placidez.
17. La audacia de su deseo protestó contra el servilismo de su conducta, y por una especie de hipocresía ingenua, acabó por considerar que aquella prohibición de verla era como un derecho que él se concedía para amarla.
18. Las dichas futuras, como las riberas de los trópicos, proyectan sobre la inmensidad que las circunda sus genuinas suavidades, sus perfumadas brisas, y el alma se adormece bajo los efectos de aquella embriaguez sin tan siquiera preocuparse del horizonte que no se alcanza a vislumbrar.
19. Había concluido la sesión y la multitud empezó a dispersarse. Ahora, una vez leídos los discursos, cada cual volvía a ocupar su rango y la vida reanudaba su curso normal: los amos maltrataban a los criados, y éstos golpeaban a los animales.
20. Nunca estuvo tan bella como en aquella época. Tenía esa indefinible belleza derivada de la alegría, del entusiasmo, del éxito, y que no es otra cosa, a fin de cuentas, que la resultante de esa feliz armonía entre el carácter y las circunstancias.