Frases de Los cañones del atardecer - 2

20. El público no tenía que saber que solo el ejército de los EE. UU. Hospitalizó a 929000 hombres por razones "neuropsiquiátricas" en la Segunda Guerra Mundial, y una de cada cuatro admisiones se produjo durante el crudo otoño de 1944.


21. El 25 de abril los bombarderos de la RAF habían enturbiado aquel pequeño mundo dorado con una incursión punitiva que dejó muy maltrechas las casas de Bormann y Göring, junto con la de Hitler y un barracón adyacente de las SS.


22. Un tren entero con tres locomotoras y cuarenta vagones llenos de cigarrillos y otras mercancías del economato militar desapareció sin dejar rastro durante un viaje desde Normandía a París, a pesar de una prolongada búsqueda por parte de agentes en aviones de reconocimiento.


23. A las 20:30 el general galo embarcó a regañadientes en La Combattante, convencido de que "Francia viviría, pues ella era capaz de superar su sufrimiento", mientras en privado se preguntaba: "¿Cómo puede esperarse que uno gobierne un país que tiene doscientos cuarenta y seis tipos distintos de queso?".


24. "No puedo soportar más esta lucha porque se está llevando lo mejor de mí", escribió un soldado de infantería a su familia. "He estado tratando de ocultar a mis hombres este asunto de los nervios, pero estoy seguro de que se han dado cuenta porque yo lo he notado en algunos de ellos".


25. La caída del gran imperio germano en Europa oriental estaba muy avanzada. Alemania había invadido la Unión Soviética en 1941 con la ayuda de más de tres millones de hombres, pero a comienzos de 1944, sus bajas superaban los tres millones y medio, aunque las de los soviéticos multiplicaban por cuatro esta cifra.


26. El Quemador de Bloques M-76, otra innovación americana utilizada por primera vez en 1944, escupía gel incendiario a grandes chorros ardientes. Un estudio del ejército de los EE. UU. Concluyó que "es muy probable que las bombas aéreas incendiarias causaran tanta muerte y destrucción como cualquier otra arma utilizada en la Segunda Guerra Mundial".


27. El radar solía detectar los lanzamientos de V-2 desde los Países Bajos, pero las sirenas de alarma resultaron ineficaces, solo las autoridades de transporte tenían un minuto o dos tras la notificación para cerrar las compuertas del metro bajo el Támesis. "Uno simplemente paseaba despreocupado hasta que le caía la bomba", dijo un testigo.


28. El misterioso cuartel general resultó una decepción: construido dentro de enormes túneles subterráneos en 1938, con central telefónica, despachos enmoquetados, lavabos con cisterna y un cine, el complejo nunca había sido utilizado. Himmler había planeado remodelar el complejo como lugar de retiro para Hitler y regalárselo al Führer el 20 de abril para su quincuagésimo sexto aniversario.


29. El botín de Göring resultó especialmente colosal y variado, amontonado casi todo en un almacén con una inmensa cámara acorazada en el interior: dieciocho mil botellas de vino y licor; cinco mil cámaras Minox del tamaño de un mechero; dos docenas de maletas repletas de ropa interior de mujer; un impresionante escondrijo de películas pornográficas; y un sedán Mercedes a prueba de balas para catorce pasajeros.


30. El capitán Keith Douglas, veterano británico del norte de África y probablemente la voz poética más incisiva de la Segunda Guerra Mundial, había escrito sobre el hecho de acabar con la vida de soldados enemigos: "Cuán fácil es crear un fantasma". Y cuán fácil era convertirse en un fantasma: Douglas cayó al sur de Bayeux, herido de muerte por un fragmento de mortero tan pequeño que su cuerpo parecía incólume.


31. En la primera mitad de 1944, las cifras de bajas en combate por cada 1000 tripulantes de bombarderos tras servir seis meses en combate incluían 712 muertos o desaparecidos y 175 heridos: el 89%. Según cálculos, apenas uno de cada cuatro aviadores estadounidenses completaba veinticuatro misiones sobre Alemania, una cuota mínima que no tardó en aumentar a treinta y después a treinta y cinco teniendo en cuenta que la liberación de Francia y Bélgica y la atenuación de la potencia aérea alemana hacían los vuelos menos letales.


32. Dado que las probabilidades de derribar un V-2 con fuego antiaéreo eran de una entre mil, el engaño tenía que bastar como contramedida. La falsa inteligencia del lugar donde impactaban las Big Ben, proporcionada aquel otoño a los alemanes a través de agentes controlados por la contrainteligencia británica, convenció a los bombarderos de que estaban fallando el blanco y pasaban de largo del centro de Londres. El punto de impacto se desplazó hacia el este, un cambio que al final de la guerra se estimó que había salvado 1300 vidas británicas, 10000 heridos y 23000 casas.


33. El Departamento de Guerra de los Estados Unidos había incluso barajado la idea de abrir un túnel por debajo del lecho del mar: un estudio minucioso calificó el proyecto de "factible" si se disponía de un año de tiempo y de quince mil hombres para excavar la galería y extraer cincuenta y cinco mil toneladas de tierra. Los expertos más preclaros cuestionaron sus complejidades "estratégicas y funcionales", como, por ejemplo, la probabilidad de que todo el VII Ejército alemán estuviera allí esperando a que asomara la cabeza el primer excavador. El estudio fue archivado.


34. Como los V-1, los V-2, apodados Big Ben, tuvieron poco impacto militar: según estimaciones oficiales alemanas el esfuerzo invertido por Berlín en las armas V fue más o menos equivalente al dedicado a producir 24000 aviones de caza. Es más, el cohete V-2, cien veces más caro de fabricar que el V-1, resultó menos efectivo que la bomba volante como arma de terror. Una de las razones era sobre todo la inutilidad de defenderse contra un misil que surca los cielos a 5 mach. Puesto que no proporcionaban protección alguna, ni las baterías antiaéreas aliadas ni los escuadrones de cazas se vieron amenazados como había ocurrido durante los ataques de los V-1.

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