9 frases de La evolución creadora (L'évolution créatrice) de Henri Bergson... Lo orgánico y lo inorgánico. El repaso de las teorías evolutivas y su proposición... Algunas de las ideas más importantes en torno a su propia filosofía vitalista.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Henri Bergson son: evolución, teoría de la evolución, filosofía, vitalismo, esencia de la vida, mecanicismo, búsqueda de conocimiento, nuevas experiencias.
Frases de La evolución creadora Henri Bergson
01. La inteligencia se caracteriza por una incomprensión natural de la vida.
02. Lo que hacemos depende de lo que somos; Pero debe añadirse que somos, en cierta medida, lo que hacemos y que nos creamos continuamente a nosotros mismos.
03. La vida evoluciona a nuestros ojos como una creación continua de imprevisible forma: siempre subsiste la idea de que forma, imprevisibilidad y continuidad, son puras apariencias, donde se reflejan otras tantas ignorancias. Lo que se presenta a los sentidos como una historia continua se descompondría, se nos dirá, en estados sucesivos.
04. El papel de la inteligencia consiste, en efecto, en presidir acciones. Ahora bien, en la acción, es el resultado el que nos interesa; los medios importan poco con tal de que sea alcanzado el fin. De ahí proviene que tendamos por entero a realizar el fin, confiando frecuentemente en él para que, de idea, se convierta en acto.
05. La contemplación es un lujo, mientras que la acción es una necesidad.
06. ¿Qué somos nosotros, qué es nuestro carácter sino la condensación de la historia que hemos vivido desde nuestro nacimiento, antes de nuestro nacimiento incluso, dado que llevamos con nosotros disposiciones prenatales? Sin duda no pensamos más que con una pequeña parte de nuestro pasado; pero es con nuestro pasado todo entero, incluida nuestra curvatura de alma original, como deseamos, queremos, actuamos.
07. En realidad, el pasado se conserva por sí mismo, automáticamente. Todo entero, sin duda, nos sigue a cada instante: lo que hemos sentido, pensado, querido desde nuestra primera infancia, está ahí, pendiendo sobre el presente con el que va a unirse, ejercien- do presión contra la puerta de la conciencia que querría dejarlo fuera. El mecanismo cerebral está hecho precisamente para hacer refluir su casi totalidad en lo inconsciente y para no introducir en la conciencia más que lo que por naturaleza está destinado a iluminar la situación presente, a ayudar a la acción que se prepara, a dar, en fin, un trabajo útil. A lo más, recuerdos de lujo alcanzan a pasar de contrabando por la puerta entreabierta. Y ellos, mensajeros de lo inconsciente, nos advierten de lo que arrastramos detrás de nosotros sin saberlo. Pero incluso aunque no tuviésemos la idea distinta, sentiríamos vagamente que nuestro pasado nos permanece como presente. ¿Qué somos, en efecto, qué es nuestro carácter, sino la condensación de la historia que hemos vivido a partir de nuestro nacimiento, antes incluso de nacer, ya que traemos con nosotros disposiciones prenatales?
08. De esta supervivencia del pasado resulta la imposibilidad, para una conciencia, de atravesar dos veces el mismo estado. Aunque las circunstancias sean las mismas, ya no actúan sobre la misma persona, puesto que la toman en un nuevo momento de su historia. Nuestra personalidad, que se construye a cada momento con la experiencia acumulada, cambia sin cesar. Al cambiar, impide que un estado, aún idéntico a sí mismo en superficie, se repita en profundidad. Y por ello nuestra duración resulta irreversible. No podríamos revivir una parcela suya, porque sería preciso comenzar por borrar el recuerdo de todo lo que ha seguido. Podríamos, en rigor, borrar este recuerdo de nuestra inteligencia, pero no de nuestra voluntad.
09. El ojo se compone de partes distintas, tales como la esclerótica, la córnea, la retina, el cristalino, etc. El detalle de cada una de estas partes llegaría hasta el infinito. Para no hablar más que de la retina, sabemos que comprende tres capas superpuestas de elementos nerviosos -células multipolares, células bipolares, células visuales-, cada una de las cuales tiene su individualidad y constituye sin duda un organismo muy complicado: y eso que no se trata aquí más que de un esquema simplificado de la fina estructura de esta membrana. La máquina que es el ojo está pues compuesta de una infinidad de máquinas, todas de una complicación extrema. Sin embargo, la visión es un hecho simple. La visión tiene lugar desde el momento que se abre el ojo.