Frases de El poder de los sin poder

El poder de los sin poder

17 frases de El poder de los sin poder (Moc bezmocných) de Václav Havel... Serie de ensayos políticos en los que su autor sostiene que el mundo dominado por la técnica debe evolucionar hacia otro que de contenido auténticamente humano a las nuevas estructuras políticas y sociales.

Frases de Václav Havel

Frases de El poder de los sin poder Václav Havel

01. La ley es siempre -también en el caso más ideal- sólo uno de los modos imperfectos y más o menos exteriores para tutelar lo que en la vida es mejor respecto de lo que es peor; pero nunca realiza lo mejor en sí. Su tarea es de carácter servil; su sentido no está en ella; su respeto no garantiza automáticamente una vida mejor; ésta es obra del hombre, no de las leyes o de las instituciones.


02. El intelectual tiene primero que pensar lo que dice, inmediatamente después decir lo que piensa y a continuación vivir lo que dice y lo que piensa.


03. Si la "vida en la verdad" es el punto de partida elemental de cualquier esfuerzo del hombre para resistir a la presión alienante del sistema, si es la única base significativa de cualquier acción política independiente y si, en fin, es también la raíz existencial más adecuada a la actitud "disidente", es difícil imaginar que, aun en su objetivación, el trabajo "disidente" pueda fundarse en otra cosa que no sea el servicio a la verdad y a una vida verdadera y el esfuerzo de abrir un espacio a las intenciones reales de la vida.


04. La ideología como modo aparente de relacionarse con el mundo, que da al individuo la ilusión de ser una persona con una identidad digna y moral y así le hace más fácil no serlo.


05. El poder emplea el concepto de "oposición" para definir la más grave acusación que se pueda pensar: es sinónimo de la palabra "enemigo"; Acusar a alguien de "oposición" es como decir que proyecta derribar al gobierno.


06. La función originaria -de "servir de coartada"- de la ideología es la de dar al hombre, en cuanto víctima y sostén del sistema postotalitario, la ilusión de estar en consonancia con el orden humano y el del universo.


07. Mientras por su naturaleza la vida tiende al pluralismo, a la variedad de coloridos, a organizarse y constituirse de manera independiente, en definitiva, a realizar su libertad, el sistema postotalitario exige monolitismo, uniformidad y disciplina; mientras la vida tiende a crear estructuras "inverosímiles" siempre nuevas, el sistema postotalitario le impone las "situaciones más verosímiles".


08. Si el ejercicio del poder discurre a través de toda la estructura del poder como la sangre en las arterias, entonces el ordenamiento jurídico es como el "conducto" de estas arterias sin las cuales la sangre del poder no podría circular con orden y se vertería por todo el cuerpo de la sociedad: el orden se perturbada.


09. El hombre está y puede estar alienado de sí mismo sólo porque hay en él algo que alienar.


10. En una sociedad democrática de tipo parlamentario tradicional, se entiende por oposición política una fuerza política eh el plano del poder real (las más de -las veces un partido o un grupo de partidos), que no está en el gobierno, que desarrolla un programa político alternativo, quiere llegar a gobernar y el gobierno la respeta como parte natural integrante de la vida política del país, en cuanto que desarrolla una acción política y compite por el poder dentro de unas reglas concordadas.


11. A veces se necesita tocar el fondo de la miseria para poder entender la verdad, igual que hay que lanzarse hasta el fondo del pozo para llegar a ver las estrellas.


12. El parlamentarismo tradicional, con su habitual gama de grandes partidos políticos, podría ser una solución conveniente para reconstruir la conciencia cívica diezmada, renovar el sentido de la discusión democrática y crear un espacio para la consolidación de un pluralismo político elemental como intención esencial de la vida. Pero a mi parecer sería miope tender hacia una democracia parlamentaria tradicional como ideal político y caer víctimas de la ilusión de que esta forma "madura" puede dar al individuo la garantía de estable de una situación digna e independiente.


13. En su conferencia en Harvard, Soljenitsin denuncia el carácter ilusorio de las esperanzas que no se basan en la responsabilidad y la subsiguiente incapacidad de las democracias tradicionales para oponerse a la violencia y al totalitarismo. Allí el individuo goza de libertades y garantías personales desconocidas para nosotros, pero en resumidas cuentas estas libertades y estas garantías no le sirven de nada: él es sólo una víctima de la "autocinesis", incapaz de mantener su identidad y de defender su interioridad, de superar la angustia de la preocupación por su supervivencia, para convertirse en un miembro orgulloso y responsable de la "polis" que participa realmente en la creación de su destino.


14. La tarea primordial no es destruir lo que está mal, sino construir desde abajo una nueva persona y un hombre nuevo. La tarea más urgente y necesaria es la conversión del corazón del hombre. Es ahí donde anida el mal que hay que destruir, el cáncer que es preciso erradicar. (...) El corazón convertido es el que puede propulsar la "revolución existencial". Ese es el auténtico poder de los sin poder, el único camino para frenar el "totalitarismo rampante" y emprender la reconstrucción moral de la sociedad. Así será posible la paz, la libertad, la justicia, la solidaridad; Eso es también lo que puede hacer que el poder se convierta en servicio.


15. La vida está presente en todo hombre en sus inclinaciones naturales: en cada uno existe una pizca de deseo de su propia dignidad humana, de una integridad moral, de una experiencia libre de la existencia, de la trascendencia del "mundo del ser"; pero, al mismo tiempo, cada uno es más o menos capaz de resignarse a la "vida en la mentira", de algún modo cada uno cae en la objetivación y en la finalización profana.. Hay en cada uno una pizca de complacencia en confundirse con la masa anónima, en dormirse cómodamente en el lecho de la vida inauténtica. Ya hace mucho, pues, que no se trata del conflicto de dos identidades. Se trata de algo peor: de una crisis de la identidad misma.


16. No parece que las democracias parlamentarias tradicionales sean capaces de proponer el modo de hacer frente de manera fundamental a la "autocinesis" de la civilización tecnológica y de la sociedad industrial y de consumo; también a ellas las arrastra su torbellino y son impotentes ante él; sólo que el modo con que manipulan al individuo es infinitamente más sutil y refinado que el brutal del sistema pos totalitario. Pero todo ese complejo estático de los partidos políticos de masas, esclerotizados, llenos de verborrea y cuya finalidad política acaba en ellos mismos, que dominan con su aparato de profesionales y vacían a los ciudadanos de cualquier responsabilidad concreta y personal; todas las complejas estructuras de focos monopolizados e imperialistas de acumulación del capital; todo el omnipresente dictar del consumo, de la producción, de la publicidad, del comercio, de la cultura consumista y todo ese diluvio de información, todo esto -tantas veces analizado y descripto- difícilmente puede ser considerado como la vía futura que llevará al individuo a reencontrarse a sí mismo.


17. Naturalmente, también en el sistema postotalitario existe la lucha por el poder, en la mayoría de los casos mucho más brutal que en una sociedad abierta (pues la lucha no es pública, regulada por normas democráticas y expuesta al control público, sino que es una lucha secreta, entre bastidores; son muy pocos los casos en los que se haya realizado la sucesión de un secretario a la cabeza de un partido comunista en el poder sin que al menos ,se haya puesto en estado de alarma a las fuerzas armadas o a la policía). Pero, a diferencia de lo que ocurre en la dictadura "clásica", esta lucha no puede nunca poner en peligro la esencia misma del sistema y de su continuidad. A lo más provoca una -sacudida en la estructura del poder que, en todo caso, se recompone rápidamente, precisamente porque su tejido fundamental -la ideología- no se ha alterado: cualesquiera que sean las personas interesadas en la sucesión, ésta sólo es posible en el contexto del ritual común y nunca puede verificarse mediante su abjuración.

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