Frases de El brillo de las luciérnagas

El brillo de las luciérnagas

18 frases de El brillo de las luciérnagas de Paul Pen... Libro de Paul Pen.

Frases de Paul Pen

Frases de El brillo de las luciérnagas Paul Pen

01. Se lo pregunté a mi padre la noche en que mi familia cumplía cinco años en el sótano. Cinco años desde el fuego. Yo llevaba algo menos. Nací poco después de que ellos entraran. - ¿Por qué no podemos salir?


02. Una puerta pierde su significado si no la atraviesas a menudo. Se convierte en pared.


03. A veces metía la cara entre los barrotes mirando hacia la negrura que para mí era el mundo exterior. Me gustaba hacerlo porque una corriente de aire me acariciaba la cara. Una corriente de aire que olía diferente. A nada que hubiera en el sótano.


04. Cualquier sitio en el que estés tú es mucho mejor que ningún otro.


05. Mientras este cactus esté bien, nosotros estaremos bien. Tenemos que ser fuertes como un cactus.


06. No existe criatura más fascinante que aquella que es capaz de crear luz por sí misma.


07. -De pequeño tenías miedo a la oscuridad -explicó-. Las primeras noches llorabas sin parar hasta que alguien encendía una luz. -Pero ya no lo tengo -dije. Mamá sonrió y un ojo se le cerró. -Claro que no. - ¿Y cómo se me quitó? -Como se quitan todos los miedos -contestó. Se levantó y se dirigió a la puerta de la habitación. Allí colocó un dedo sobre el interruptor y añadió-: Enfrentándote a él. Apagó la luz.


08. ¿Qué importa si hay un sitio al que ir? -respondió ahora a mi pregunta anterior. Peinó una de mis cejas con su pulgar. Después bajó al máximo su tono de voz, apenas un susurro-: El hombre despegó hacia la Luna sin saber muy bien qué encontraría. ¿Harías tú lo mismo? ¿Te irías del sótano si pudieras?


09. Una cosa era ver mi reflejo al otro lado de la ventana e imaginar que estaba fuera. Otra cosa muy diferente era salir de verdad.


10. "Que nadie sepa que estás allí" -leí en voz alta-. Nadie lo sabrá -susurré a las páginas.


11. En mi interior nació entonces una emoción desconocida. Una chispa que luchó por encenderse.


12. -Te serviré un plato en cada comida cada día -le susurró al oído-. Para imaginar que estás conmigo. -No tendrás que imaginar -dijo él-. Sólo prométeme que vas a ser fuerte. Fuerte como un...- Cactus -completó ella la frase que tantas veces se habían repetido en las etapas más duras de su matrimonio-. Como un cactus.


13. Sus palabras avivaron la llama que esa noche se había encendido en mi interior. El deseo de conocer el lugar del que venían mis luciérnagas.


14. Me dirigí hacia la oscuridad en contra de cualquier instinto...


15. Rodeado de oscuridad, sin poder ver ni un pedazo de anatomía que confirmara mi existencia, llegué a sentir cómo desaparecía.


16. -Porque me habéis engañado -respondí mirando a los ojos de papá-. Éste no es el mejor lugar del mundo.


17. Las luciérnagas volaron en libertad en dirección al cielo. Me quedé mirándolas hasta que no pude diferenciarlas de las estrellas.


18. La emoción empaña mi mirada al verlo avanzar con los brazos extendidos para tocar las luciérnagas, un milagro que acontece por primera vez frente a él. Aunque una lágrima resbala por un lado de mi nariz, sonrío cuando agita los brazos entre decenas de puntos de luz. Porque sé que la luz pertenecerá siempre a los que son como él. Y a la oscuridad quedarán relegados quienes no estén preparados para saber qué hay más allá de su pequeño mundo.

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