24 frases de El atentado (L'attentat) de Yasmina Khadra... Tel Aviv. Una mujer se inmola en un restaurante. El doctor Amín Jaafari hace lo imposible por salvar lo insalvable. ¿Qué sucede cuando descubren que su mujer es la terrorista?.
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Frases de El atentado Yasmina Khadra
01. Quien sueña demasiado olvida vivir.
02. La vida de un hombre vale más que un sacrificio, por elevado que sea éste... Porque la más grande, la más justa, la más noble causa en este mundo es el derecho a la vida...
03. (...) Si la guerra es su única forma de autoestima, es porque está muerto por dentro y sólo necesita que lo entierren para descansar en paz.
04. Demasiadas coincidencias para atribuirlas al azar.
05. La felicidad no es el premio de la virtud. Es la propia virtud.
06. Mis oraciones resuenan a través de mi ser como un rumor subterráneo.
07. Entre poner la otra mejilla o devolver los golpes, he elegido aliviar a pacientes.
08. Sea cual sea la magnitud del desastre, ningún cataclismo impedirá que la Tierra siga girando.
09. Quien te haya dicho que un hombre no debe llorar ignora lo que significa ser un hombre.
10. La riqueza de un hombre no está en lo que posee, sino en lo que deja tras él.
11. Guárdate tus penas para ti, pues son lo único que te queda cuando lo has perdido todo...
12. ¿Cómo se puede estar orgulloso cuando se envía a morir a la gente para que otra viva libre y feliz?
13. Hay mañanas que nacen de noches distintas.
14. Hay que mirar siempre el mar. Es un espejo que no sabe mentir.
15. Pueden quitarte todo; Tus bienes, tus mejores años, todos tus méritos y alegrías, hasta la última camisa; Pero siempre te quedarán los sueños para reinventar el mundo que te han confiscado.
16. La única lucha en la que creo y que de verdad se merece que dé mi sangre por ella es la del cirujano que soy, y que consiste en reinventar la vida allí donde la muerte ha elegido actuar.
17. La vida me ha enseñado que se puede vivir de amor y agua pura, de migajas y de promesas, pero que nunca se recupera uno del todo de las afrentas.
18. Odio las guerras y las revoluciones, y todas esas historias de violencia redentora que giran sobre su eje como tuercas en infinitos tornillos, arrastrando a generaciones enteras a los mismos mortíferos absurdos sin que jamás les falle el mecanismo.
19. No se puede regar con una mano la flor que se coge con la otra, ni se hace un favor a la rosa colocándola en un florero. Uno cree embellecer su salón y en realidad está desfigurando su jardín...
20. La locura humana tiene dos puntos álgidos: el momento en que se es consciente de la propia impotencia y aquel en que se es consciente de la vulnerabilidad de los demás. Se trata de asumir la propia locura, doctor, o de padecerla.
21. Pero un atentado no deja de ser un atentado. La experiencia permite controlarlo mejor técnicamente, pero no humanamente. Ni la emoción ni el pavor casan bien con la sangre fría. Cuando el horror golpea, lo primero que alcanza es el corazón.
22. Se puede esperar lo peor de un amor propio escarnecido. Sobre todo cuando constatas que no conoces los límites de tu propia dignidad, cuando eres impotente. Creo que es en ese preciso lugar donde se ubica la mejor escuela del odio. Se aprende a odiar de verdad cuando se es consciente de la propia impotencia.
23. He sacado a tantos pacientes del más allá que he acabado creyéndome un dios. Y cuando un enfermo se me va de las manos en la mesa de operaciones, vuelvo a ser el mortal vulnerable y triste del que siempre he renegado. No me reconozco en lo que mata; mi vocación me sitúa en el lado de lo que salva. Soy cirujano.
24. Mi esposa ha muerto. Pero antes de volarse en medio de una pandilla de escolares vino a esta ciudad a encontrarse con su gurú. Me cabrea mucho que haya preferido a unos integristas antes que a mí -añado, incapaz de contener la rabia que me invade como una marea oscura-. Y me cabrea el doble no haberme olido nada. Confieso que me cabrea mucho más esto último que lo demás.
