
26 frases de Cartas cruzadas (The Messenger) de Markus Zusak... Libro de Markus Zusak.
Frases de Cartas cruzadas Markus Zusak
01. Lo que más me gusta es pasear con las manos en los bolsillos, tener a Doorman a un lado e imaginar que tengo a Audrey al otro. Siempre nos imagino vistos por detrás. La luz se atenúa hasta dar paso a la oscuridad. Está Audrey. Está Doorman. Estoy yo. Y sostengo los dedos de Audrey en los míos.
02. Personalmente, pienso que el sexo debería ser como las matemáticas. A nadie le importa ser un desastre en matemáticas. La gente incluso alardea de ello. Va por ahí diciendo: "ciencias e inglés no se me dan mal, pero soy un auténtico negado para las matemáticas". Otros se ríen y dicen: "yo también. No tengo ni idea de qué va toda esa mierda de los logaritmos". Tendríamos que poder decir eso mismo con respecto al sexo.
03. Pienso que vive sola, como yo, que nunca ha tenido una familia de verdad y que con los hombres sólo tiene sexo. Nunca deja que el amor se interponga en su camino. Creo que en una ocasión tuvo una familia, pero de esas donde todo son gritos y guantazos. Hay mucho de eso por aquí. Creo que ella los quería y ellos sólo le hacían daño. Por eso se resiste a amar. Supongo que se siente más segura así, y no puedo reprochárselo. Mientras ella duerme en mi sofá reflexiono sobre todo eso. En cada ocasión. La tapo con la manta y después me voy a la cama y sueño. Con los ojos abiertos.
04. Por un momento tengo la sensación de que todo se detiene para observar cómo introduzco la mano en el sobre y saco un naipe viejo. El as de diamantes.
05. La luna se desgaja de las nubes y de pronto me siento desnudo, como si el mundo pudiera verme.
06. "¿Por qué no puede oírlo el resto del mundo?" -Me pregunto. En pocos segundos me lo pregunto muchas veces-. Porque no le importa -me respondo al fin, y sé que estoy en lo cierto. Tengo la sensación de haber sido elegido-. Pero ¿Elegido para qué? -Me pregunto. La respuesta es simple: "para que me importe".
07. ¿Dónde has estado todo este tiempo? -Su voz es angustiada pero dulce-. ¿Dónde has estado? Tengo algo atascado en la garganta. Son las palabras. Finalmente las reconozco y digo: -he estado buscándote.
08. Es curioso lo silencioso que parece todo cuando miras a la gente desde lejos. Es como ver una película muda. Imaginas lo que dicen. Observas cómo se mueven sus labios e imaginas el sonido de sus pies al chocar con el suelo. Te preguntas de qué están hablando y hasta qué están pensando.
09. Compartimos una última sonrisa y me alejo. Noto sus ojos clavados en mí, pero no miro atrás.
10. En ti hay belleza -le digo-. Lo sabes, ¿verdad?
11. De regreso a casa, con los neumáticos desandando el camino, de vez en cuando me volvía hacia el asiento del copiloto. Estaba lleno de vacío.
12. Mi vida no es una partida de cartas.
13. Esa noche en el trabajo, ocurre. Encuentro las piedras de casa. O para ser sincero... ellas me encuentran a mí.
14. La calle es un horror y siempre ha sido célebre por ello. Un lugar de tejas rotas, ventanas rotas y gente rota.
15. Reímos y corremos y el momento es tan denso que me dan ganas de zambullirme en él, de dejarme llevar. Me encanta la risa de esta noche. Nuestros pies corren y no quiero que se detengan. Quiero correr y reír y sentirme así eternamente. Nos sumergimos en la risa de la noche.
16. No es gran cosa, pero supongo que es cierto eso de que las grandes cosas no son más que pequeñas cosas en las que uno se fija.
17. El bostezo de una chica puede ser tan bello que estremezca. Sobre todo si está de pie en tu cocina, en bragas y camisa.
18. Le preparo cereales y empieza a comer. No he tenido que preguntarle si quería. Hay cosas que, simplemente, uno sabe.
19. La noche está iluminada de estrellas y cuando me tiendo y contemplo el cielo, me pierdo en él. Tengo la sensación de caer pero hacia arriba, hacia el abismo celestial.
20. Lo único que hago es caer de rodillas, derribado por unas palabras capaces de asestar un golpe fulminante.
21. Las chicas bonitas pueden matar y salir impunes.
22. Me siento fatal porque no tengo ningún regalo para ella. -Discúlpame... -empiezo a decir, pero me silencia enseguida con un gesto de la mano. -El hecho de que hayas venido a buscarme es suficiente regalo.
23. Ojalá pudiera usar este cuchillo para abrir el mundo de un tajo.
24. Ha dejado que la ame durante tres minutos. "¿Pueden tres minutos durar eternamente?", Me pregunto pese a conocer la respuesta. "Probablemente no -contesto-. Pero tal vez duren lo suficiente".
25. -La carpeta -digo. Me levanto y entro rápidamente en la sala. Con la carpeta sobre las rodillas, la reviso, hurgo y escudriño entre las hojas sueltas. - ¿Qué haces? -Pregunta Audrey. Ha entrado y se detiene detrás de mí. Me vuelvo y la miro. -Estoy buscando esto -le digo señalándonos a los dos con la mano-. Nos estoy buscando a ti y a mí juntos. Audrey se arrodilla a mi lado y posa su mano en la mía para hacerme soltar las hojas. -No creo que esté ahí -me dice con dulzura-. Yo creo, Ed... -posa las manos suavemente sobre mi cara. La luz anaranjada del atardecer la baña-. Creo que esto nos pertenece a nosotros.
26. Intento deducir qué está pasando y quién me ha enviado por correo lo que podría ser un pedazo de destino.