
15 frases de Biografía del hambre (Biographie de la faim) de Amélie Nothomb... Relato donde la autora explica su vida a través del hambre y reivindica una glotonería en muchos registros: hambre de lenguas, de libros, de alcohol, de chocolate, ansia de belleza y de descubrimientos.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de Amélie Nothomb son: autobiografía, adolescencia, anorexia, obsesión narcisista, vacío existencial, deseo, belleza estética.
Frases de Amélie Nothomb Libros de Amélie Nothomb
Frases de Biografía del hambre Amélie Nothomb
01. Tantos escombros dentro de mí. ¿Cómo vivir con tanta muerte?
02. La muerte contenida dentro de la vida me asustó.
03. No me morí. Habría preferido morirme: los sufrimientos de la curación fueron inhumanos.
04. Aquella noche descubrí algo terrible: uno puede echar su vida por la borda por culpa de una sola palabra.
05. Es más fácil morir que vivir, ésa es la razón por la que viviré por ti, amor mío.
06. Un país en el que te pasabas el día levantando la cabeza hasta el cielo para poder contemplar cimas de una altitud inverosímil estaba hecho para mí.
07. Los pueblos tienen en común que han conocido a la fuerza el hambre en uno u otro momento de su historia. La escasez crea vínculos. Y proporciona cosas que contar.
08. Por hambre yo entiendo esa falta espantosa de todo el ser, ese vacío atenazador, esa aspiración no tanto a la utópica plenitud como a la simple realidad: allí donde no hay nada, imploro que exista algo.
09. No es que la belleza literaria no exista: sólo que es una experiencia tan incomunicable como los encantos de la Dulcinea para quien no es sensible a los mismos. Hay que apasionarse uno mismo o resignarse a no entender nunca nada.
10. De todos los países en los que he vivido, Bélgica es el que menos he comprendido. Ser de un determinado lugar quizá consiste en eso: no comprender en qué consiste. Sin duda ésa es la razón por la que allí empecé a escribir.
11. El hombre se construye a partir de lo que ha conocido en el transcurso de los primeros meses de vida: si no ha experimentado hambre, será uno de los raros elegidos, o de esos raros malditos que no edificarán su existencia en torno a la carencia.
12. No se trata aquí de establecer una jerarquía entre los pueblos. Al contrario. Se trata de mostrar que el hambre es su mayor seña de identidad. A los países que nos dan la lata con el carácter supuestamente único de su población, hay que decirles que toda nación es una ecuación que se articula alrededor del hambre.
13. La ausencia de hambre es un drama que nadie ha estudiado. Al igual que esas enfermedades huérfanas por las que la investigación no se interesa, la no-hambre no corre el riesgo de despertar curiosidad: aparte de la población de Vanuatu, no afecta a nadie más. Nuestra sobrealimentación occidental no tiene nada que ver con eso. Basta salir a la calle para ver a gente muriéndose de hambre. Y, para ganarnos el pan, tenemos que trabajar. En nosotros, el apetito es algo vivo.
14. La campeona del estómago vacío es China. Su pasado es una sucesión ininterrumpida de catástrofes alimentarias con muertos a espuertas. La primera pregunta que un chino le hace a otro chino siempre es: " ¿Has comido? " Los chinos han tenido que aprender a comer lo incomible, de allí el refinamiento sin igual en su arte culinario. ¿Existe una civilización más brillante, más ingeniosa? Los chinos lo han inventado todo, pensado todo, entendido todo y se han atrevido a todo. Estudiar China equivale a estudiar la inteligencia.
15. El hambre es deseo. Es un deseo más amplio que el deseo. No es voluntad, que es una forma de fuerza. Tampoco es debilidad, ya que el hambre no conoce la pasividad. El hambriento es un ser que busca. Si Cátulo recomienda resignación es precisamente porque él no se resigna. Hay en el hambre una dinámica que prohíbe aceptar el propio estado. Es un deseo que resulta intolerable. Alguien podrá decirme que el deseo de Cátulo, que está relacionado con la falta de amor, la obsesión debida a la ausencia de la amada, no tiene nada que ver. Sin embargo, mi lenguaje detecta en él un registro idéntico. El hambre de verdad, que no es un capricho de carpanta, el hambre que despechuga y vacía el alma de su sustancia, es la escalera que conduce al amor. Los grandes enamorados fueron educados en la escuela del hambre.