
31 frases de Avenida de los misterios (Avenue of mysteries) de John Irving... Juan Diego, un escritor mexicano con problemas de salud que vive en Estados Unidos realiza un extenso viaje. En medio de las vicisitudes del recorrido va recordando su vida.
Los principales temas, lugares o acontecimientos históricos que destacan en el libro de John Irving son: religiones, secuelas infancia infeliz, ficción sobre escritores, viaje, ambientada en oaxaca (méxico), realismo mágico, destino, recuerdos, sentido de la vida, ambientada en iowa (estados unidos), enamorarse, prejuicios, pobreza, huérfanos.
Frases de Avenida de los misterios John Irving
01. Es asombroso que, a esa edad, a los trece o catorce años, uno valore tan poco el hecho de ser objeto de afecto, que uno (incluso cuando es querido) se sienta totalmente solo.
02. La adrenalina acelera el ritmo cardiaco. La respiración se agita, el vello de los brazos se eriza, las pupilas se dilatan, lo vasos sanguíneos se contraen..., y eso no es bueno si estás teniendo un infarto.
03. Un halo de fatalidad había dejado su marca en él. Se movía despacio, a menudo abstraído aparentemente en sus cavilaciones, o en su imaginación, como si su futuro estuviera predeterminado, y él no ofreciera resistencia.
04. Quería creer en lo milagroso, en toda clase de misterios inexplicables, aunque dudase de los milagros que la Iglesia pretendía hacer creer a todo el mundo: aquellos milagros preexistentes, los milagros empañados por el paso del tiempo.
05. Los perros fantasma rondaban por las azoteas de la ciudad y atacaban a personas inocentes, porque los perros (en su inocencia) habían sido atacados y buscaban venganza. Los perros vivían en las azoteas porque volaban; como eran perros fantasma, nadie podía hacerles daño, ya no.
06. Cuando los hombres no las desean, las mujeres lo saben: los fantasmas y las brujas, las deidades y los demonios, los ángeles de la muerte..., incluso las vírgenes, incluso las mujeres corrientes. Siempre lo saben; cuando uno deja de desearlas, las mujeres se dan cuenta.
07. Su infancia y las personas con quienes se había cruzado en ella -las que habían cambiado su vida, o sido testigos de lo que le había ocurrido en esa etapa crucial- eran lo que tenía en lugar de religión.
08. La cadena de acontecimientos, los eslabones de nuestras vidas -lo que nos lleva allí adonde vamos, las trayectorias que seguimos hasta nuestro final, lo que no vemos venir, y lo que hacemos-, todo ello puede ser misterioso, o sencillamente invisible, o incluso evidente.
09. Los sueños se corrigen a sí mismos; los sueños son implacables con los detalles. No es el sentido común lo que dicta qué queda en el sueño, o qué se excluye. Puede dar la sensación de que un sueño de dos minutos es eterno.
10. En el asiento trasero del pequeño Volkswagen llevaba unos cuantos libros muy buenos; los buenos libros eran la mejor protección contra el mal que Pepe había tenido en sus manos: no era posible tener en las manos la fe en Jesús, no de la misma manera que se podía tener un buen libro.
11. "Siempre hay un momento en la infancia en el que la puerta se abre y deja entrar al futuro"... Pero me parece una tontería decir que hay un único momento en que se abre la puerta al futuro. ¿Por qué no puede haber muchos momentos? ¿Y está diciendo Greene que hay sólo "una" puerta? Dice "la" puerta, como si hubiera sólo una.
12. Por cómo se desarrollan los recuerdos o los sueños relacionados con los seres queridos -aquellos que se han ido-, es inevitable que el final de la historia se adelante al resto de la narración. Uno no tiene la opción de elegir la cronología de lo que sueña, ni el orden de los incidentes en los recuerdos que uno conserva de alguien. En su mente -en sus sueños, en su memoria-, a veces la narración empieza por el epílogo..
13. A menudo, con los adultos, las lágrimas se malinterpretan (¿Quién sabe qué momento de sus vidas están reviviendo?).
14. Creo que en la vida de toda persona hay siempre un momento en el que debe decidir cuál es su lugar.
15. (...) Era, desde luego, ruidosa. Un verdadero terremoto en el mundo de los orgasmos; los vecinos de la habitación contigua del hotel les habían telefoneado para preguntar si pasaba algo.
16. Recuerda: tú eres un lector. Hay una vida en los libros, y en el mundo de tu imaginación; existe algo más que el mundo físico, incluso aquí.
17. Ahora y siempre... Supo que ésa era una promesa que se hacía a sí mismo: aprovechar, de ahí en adelante, toda oportunidad que tuviera visos de futuro.
18. En la vida de casi todos los creyentes más fervorosos hay a menudo una contradicción que no puede explicarse, o que sencillamente no se explica.
19. El pasado era el lugar donde vivía con mayor aplomo, y donde más convencido estaba de saber quién era, no sólo como novelista.
20. La mayoría de los niños de la basura son creyentes; tal vez uno tenga que creer en algo cuando ve tantísimas cosas desechadas.
21. Aunque estaba dormido -seguía soñando-, sus labios se movían. Nadie lo oía; nadie oye a un escritor que escribe dormido.
22. Cuando una persona muere... Me refiero a esas personas que siempre recordaremos, esas que nos cambian la vida..., no se va realmente.
23. La vida de un lisiado consiste en ver hacer a los demás lo que él no puede hacer, lo cual no era la peor opción para un futuro novelista.
24. Y uno no desearía llevársela a casa, al menos no para atender a los invitados o entretener a los niños. No... Uuno querría reservársela toda para sí mismo.
25. No doblegarse ante ningún viento...
26. La vida real es un modelo demasiado chapucero para la buena literatura.
27. Llega un momento en la vida de toda persona en que debe soltar las manos, las dos manos.
28. De devociones absurdas y santos amargados, líbranos, Señor.
29. Detrás de cada viaje hay una razón.
30. Quizá todas las grandes decisiones se toman sin red.
31. ¡El día que las mujeres dejen de leer! ¡Ése será el día que muera la novela!