Frases de Zenobia Camprubí Aymar - Página 3

01. Por la tarde fui a ver Amapola del camino y verifiqué que no sólo copiaron el título de J. R. , sino que la canción-tema es suya y el estribillo del coro final es una repetición de la misma... Pero lo que me llamó la atención y me dolió en el alma fue una escena del noticiero: los refugiados españoles cruzando la frontera y no eran las mujeres y los niños los más trágicos ni los milicianos atiborrándose alegremente después de haber pasado hambre, sino la figura de un hombre, probablemente un sargento o un oficial que en absoluta desesperación pasó frente a la cámara, sin darse cuenta de ello. Desesperado por lo que había dejado detrás, pero más por lo que le esperaba. ¡Si hubiera podido estar allí para ayudarlo!

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02. [21 de diciembre de 1938] Las cosas entre J. R. Y yo llegaron a su punto culminante. Yo me doy cuenta de que tengo un gran defecto al no poder tolerar acusaciones, pero mi indignación fácilmente provocada y probablemente injusta la mayor parte de las veces, me saca toda la que tengo normalmente reprimida por estar mortificada todo el tiempo. (...) Armé un infierno. Le dije que todos los hombres que él desprecia y critica, por lo menos se mantienen, y a su mujer y a sus hijos, y él, que no tiene que preocuparse por casa y comida, no puede resolver ni los problemas más pequeños y está desperdiciando su vida tirado en la cama o perdiendo el tiempo en los vestíbulos de los hoteles con un montón de gente poco interesante.

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03. [25 de diciembre de 1938] Yo estaba muy preocupada por J. R., por sus largos silencios, su cara de pena y sus respuestas medio distraídas, pero esta tarde parecía más animado, más como él, y al regreso me habló mucho sobre Unamuno, sus fuerzas rudas, su absoluta falta de sentimiento por la belleza, su completa indiferencia a la música. También habló de lo difícil que se les hacía a los hombres de su generación aprender bien las lenguas; de la facilidad con que algunos valores menores aprovechaban las ventajas de la vida y de la total falta de adaptación de otros como Rilke, que casi se murió de hambre. Creo que después que exploté anteayer, él ha estado pensando en sí mismo. De todos modos, los dos hablamos mucho tiempo, disfrutando el uno del otro y escuchándonos el uno al otro. Me gustó tanto que se lo dije.

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Autores relacionados

Ernestina de Champourcín Juan Ramón Jiménez

Zenobia Camprubí Aymar

Zenobia Camprubí Aymar
  • 31 de agosto de 1887
  • Malgrat de Mar, Barcelona, España
  • 25 de octubre de 1956
  • San Juan, Puerto Rico

Escritora, poetisa, profesora y traductora española, esposa y musa de Juan Ramón Jiménez y autora de "Margrat" (1902), "Juan Ramón y yo" (1954), "Monumento de amor: cartas" (1959), "Diario I, Cuba (1937-1939)" (1995).

Sobre Zenobia Camprubí Aymar

"Diario II, Estados Unidos (1939-1950)" (1995) y "Diario III, Puerto Rico (1951-1956)" (1995).

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