01. La historia de la vida de la raza ha sido la historia de la vida de las comunidades humanas, de mayor o menor tamaño, con mayor o menor solidaridad de grupo y con mayor o menor continuidad cultural a través de generaciones sucesivas. Los fenómenos de la vida humana sólo se presentan bajo esta forma.
02. Durante toda la evolución del gasto ostensible, tanto de bienes como de servicios o de vida humana, se da el supuesto obvio de que para que un consumo pueda mejorar de modo eficaz la buena fama del consumidor, tiene que ser de cosas superfluas. Para producir buena reputación, ese consumo tiene que ser derrochador.
03. El consumo ostensible de bienes valiosos es un medio de aumentar la reputación del caballero ocioso. Al acumularse en sus manos la riqueza, su propio esfuerzo no bastaría para poner de relieve por este método su opulencia. Recurre, por tanto, a la ayuda de amigos y competidores ofreciéndoles regalos valiosos, fiestas y diversiones caras.
04. Los modales -se nos dice- son, en parte, una estilización de los gestos y en parte supervivencias simbólicas y convencionalizadas que representan actos anteriores de dominio o de servicio o contacto personal. En gran parte son expresión de la relación de status -una pantomima simbólica de dominación por una parte y de subordinación por otra.
05. Mientras el sistema de status permanece intacto, y mientras la clase ociosa puede emprender otros caminos de actividad no industrial que no sean los de matar el tiempo de un modo derrochador y carente de objeto, no cabe esperar ninguna desviación considerable del esquema general, establecido por la clase ociosa, de lo que es una vida merecedora de buena reputación.
06. Aunque la creencia en la suerte es la base del hábito de los juegos de azar, no es el único elemento que entra en el hábito de apostar. La apuesta sobre el resultado de las contiendas deportivas basadas en la fuerza y en la habilidad se funda en otro móvil distinto, sin el cual la creencia en la suerte difícilmente podría ser una característica prominente de la vida deportiva. Este otro motivo es el deseo del presunto ganador, o del partidario del presunto ganador, de aumentar el ascendiente de su bando a costa del perdedor.
07. (...) Desde el punto de vista estético, el mejor de los objetos de uso es el artículo simple y no adornado. Pero, como el canon pecuniario que regula la reputación repudia en los artículos apropiados para el consumo individual lo que no sea costoso, hay que buscar la satisfacción de nuestro deseo de cosas bellas por medio de un compromiso. Se eluden los cánones de belleza mediante algún arbitrio que dé pruebas de un gasto derrochador que realce la reputación, a la vez que se hace frente a las demandas de nuestro sentido crítico de lo útil y lo bello o, al menos, a las de algún hábito que ha llegado a ocupar el lugar de ese sentido.
08. El perro tiene ventajas por lo que respecta a su falta de utilidad y a sus dotes especiales de temperamento. Se habla con frecuencia de él como del amigo del hombre por antonomasia y se elogia su inteligencia y su fidelidad. Ello significa que el perro es servidor del hombre, que tiene el don de un sometimiento sin titubeos y una rapidez de esclavo para adivinar el estado de ánimo de su dueño junto con estos rasgos que lo capacitan para la relación de status -y que por el momento vamos a calificar, para nuestro propósito actual, de rasgos útiles- el perro tiene características de un valor estético más equívoco. Es el más sucio y el de peores costumbres de todos los animales domésticos. Compensa esto con una actitud servil y aduladora hacia su amo y una gran inclinación a dañar y molestar al resto del mundo.