01. El infinito ciclo de las ideas y de los actos, infinita invención, experimento infinito, trae conocimiento de la movilidad, pero no de la quietud; conocimiento del habla, pero no del silencio; conocimiento de las palabras e ignorancia de la palabra.
02. Pues he conocido ya los ojos, conocido a todos, los ojos que nos sellan en una mirada formulada estando yo ya formulado, en un alfiler esparrancado; bien clavado retorciéndome sobre la pared.
03. Si usted no tiene la fuerza para imponer sus propios términos a la vida, usted debe aceptar los términos que ella le ofrece.
04. Estoy nerviosa esta noche. Muy nerviosa. Quédate conmigo. Háblame. ¿Por qué nunca hablas? Habla. ¿En qué piensas? ¿Qué piensas? ¿Qué? Nunca sé en qué piensas: Piensas.
05. Bendito sea el hombre que no teniendo nada que decir, se abstiene de demostrárnoslo con sus palabras.
06. No debemos dejar de explorar. Y al final de nuestras exploraciones llegaremos al lugar del que partimos, y lo conoceremos por primera vez.
07. Poco sé de dioses, pero creo que el río es un fuerte dios oscuro, hosco, indómito, intratable.
08. Los hombres aprenden poco de la experiencia de los otros. Pero en la vida, nunca vuelve el mismo tiempo.
09. Nos recuerdan -si acaso- no como almas perdidas y violentas sino, tan sólo, como hombres huecos, hombres rellenos de aserrín.
10. No es la grandeza ni la intensidad de las emociones, sino la intensidad de proceso artístico lo que cuenta.
11. El tiempo pasado y el tiempo futuro, lo que pudo haber sido y lo que ha sido tienden a un solo fin, presente siempre.
12. La única sabiduría que podemos esperar adquirir es la sabiduría de la humildad: la humildad es infinita.