01. No hay que buscar los parecidos, sino las semejanzas.
02. Nada se pierde de lo que está depositado en la memoria.
03. Dibujando de manera cómica me desembarazo de mis terrores.
04. Estar de acuerdo con un hombre inteligente restaura la normalidad.
05. Los estudios de arquitectura son un magnífico entrenamiento para hacer cualquier otra cosa menos arquitectura.
06. Una mujer bella sólo puede ser pintada como tótem; no como una mujer, sino como una virgen, una reina, una esfinge.
07. La gente que ve un dibujo en The New Yorker piensa automáticamente que es chistoso porque es una caricatura. Si lo ve en un museo, piensa que es artístico; y si lo encuentra en una galleta de la suerte, piensa que es una predicción.
08. Todas esas horas pasadas cada mañana, durante tantos años, buscando ideas, han salvaguardado en mí un vigor intelectual del que yo no disfrutaría hoy si hubiera continuado a pintar paisajes y acuarelas, algo que puedo realizar tan cómodamente, como sin pensar.
09. Uno cree que ha entendido todo y, el instante siguiente, se da cuenta de que no ha entendido nada de nada o que ha olvidado eso que venía de entender. Uno entiende a través de la emoción. ¡Y qué alegría el día en el que por la primera vez entendí que entendía! Lo importante consiste a comprender que uno comprende, a comprender que tal cosa es posible y que, incluso si se pierde hoy, no está perdida para siempre.
10. La idea (o mejor, la vena o la dirección), una vez puesta a la luz del día, ya no me parece tan nueva. Todo fue sucediendo como durante una búsqueda arqueológica: mi trabajo se limitó en realidad a exhumar un fragmento que se escondía y pertenecía lógicamente a otra cosa que ya me era familiar. Así, eso que yo creo haber descubierto, no era otra cosa que un elemento anterior del que yo había olvidado la existencia.
11. Yo empecé en el nivel más bajo, es decir el de los dibujos satíricos. Fui aprendiendo mientras hacía y sin librarme totalmente a las groserías de la caricatura o al aburrimiento del arte comercial, pero conservando una parcela de mediocridad, de vulgaridad diría yo, que vale la pena de ser conservada. Un poco como alguien que cambia de medio social sin desear por lo tanto rechazar la esposa, los amigos del principio.
12. Más que un pintor pintando, me siento un director de orquesta. Mi trabajo se resume a una declaración sobre algo: sobre la pintura si se quiere, pero entonces una aserción sobre la pintura y no sobre el hecho de que tal cosa es lo que es. Si yo aplico un sello sobre un cuadro, lo hago para probar que el color no es un color propiamente dicho, que no es más que el símbolo de lo pintado. De la misma manera que un sello es el símbolo del individuo. Ignoro si mi actitud es un signo de humildad o lo contrario.