01. Ahora que oyes tu sangre me has oído.
02. Todos esperan, convocados por un silencio de campanas; todos esperan, sombra a sombra, que por sus ojos hable el alba.
03. Quisiera abrir mis venas para buscar tus rastros.
04. Te supe a media voz con un deseo mágico rozándonos tobillos los secretos más profundos del pecado.
05. Aquella vez se perdieron tus ojos en los míos y yo sin detener el alma logré despedazar a tu tristeza.
06. Voy a llorar sin prisa. Voy a llorar hasta olvidar el llanto y lograr la sonrisa.
07. Óyeme ahora: mira en tu soledad una abeja dormida, que elabora en el sueño su miel sin alegría.
08. ¿Te has inclinado a veces para tocar la tierra donde el musgo defiende las flores más pequeñas?
09. Déjame ver sin ti, falaz amigo, el perfecto color de las tinieblas.
10. Sobre este muro frío me han dejado con la sombra ceñida a la garganta, donde oprime sus brotes de tormenta un canto vivo hasta quebrarse en ascuas.
11. La palabra me devora si me aviva el pensamiento, y en callada flor del viento mi antigua canción demora.
12. Al norte un ángel yace amordazado. Al este el llanto ordena sus neblinas. Al sur mi tierno haz de palmas finas, y al oeste mi puerta y mi cuidado.