01. La ciencia ficción (...) es un ejercicio del ser, es una praxis, un abrir de ojos grandes, mucho más grandes, hasta abarcar una información revelada, una síntesis, un fogonazo enceguecedor que nos permita apreciar el milagro constante en que vivimos.
02. Escribo a través del cedazo de mí mismo. Creo que hemos especulado mucho y vivido poco y eso ha dado como consecuencia una cultura intelectual divergente de la realidad.
03. Resolví alejarme de la sobreprotección materna, salir de un ambiente exageradamente católico y de esa cosa social y extraña que ha caracterizado a la sociedad bogotana.
04. Mi labor ha consistido en extraer lo vivo de lo que se cree muerto, escarbando en conocimientos genéticos, pre filosóficos, inherentes a la memoria de las culturas.
05. Siempre fui enemigo de los grupos y las filas de gente. Me aferro a mi calidad humana, a mi propia personalidad, individual y definitiva. No es que sea antisocial. Nada de eso, lo repito. Pero el hombre adocenado, el hombre masa, me asquea.
06. Una razón universal debe tener en cuenta la diversidad cultural y el valor de los orígenes. El sentido del universo marca la historia no escrita que siempre está presente en los acontecimientos de los pueblos y de los seres.
07. Se trata de un camino donde uno se construye a sí mismo. Yo encontré que ese camino era común en muchas culturas. Desde la más remota antigüedad, diferentes escuelas enseñaron veladamente la única libertad posible para el hombre: su transformación voluntaria.
08. Hay algo en la esencia de los pueblos que resulta persistente: lo cósmico y lo terrígeno. El negro, el indígena, el hombre antiguo encarnan conceptos que no coinciden con la mentalidad occidental, pero eso no puede dar pábulo para descartar herencias que pertenecen a la composición natural de nuestras raíces.
09. Cada vez que podía me escapaba de la academia y me iba a París, a parir poemas bilingües y a hacer traducciones para sobrevivir. Al principio no pensaba publicar. Era discreto y la escritura era un medio para enfrentarme a mí mismo. Encontré que escribir es una herramienta maravillosa para abrir el diálogo interior. Cuando tenía algún problema o cuando estaba enamorado acudía a la pluma y al papel y algo sucedía, como si escribir fuera un exorcismo.
10. Me zambullí como en una gran copa de champaña, en un mar de estrépitos y fragancias. Por eso jamás pude llevar la rutina de un intelectual y mis lecturas nunca tuvieron una disciplina demasiado rigurosa. Escribir y leer tenían que ser placeres. Hay escritores que interponen un escritorio o una biblioteca entre ellos y la vida. Yo tomé el camino del regocijo. Escribir era parte del viaje y yo me estaba asumiendo como viajero.
11. En su estado actual, el hombre es un ser extraviado, sin memoria de su origen y su destino, pero posee los atributos necesarios para recordarse a sí mismo y moldear su identidad definitivamente.
12. He sido un ser amoroso y mis relaciones con las mujeres nunca fueron banales, sino terriblemente fuertes y prolongadas.