Frases de Rabih Alameddine - Página 3

01. Algunas cosas no se pueden describir con palabras. La literatura tiene muchos límites. A través de la ficción se puede vivir hasta cierto punto, pero hay muchas cosas que los libros no pueden explicar, esa es la razón por la que se han escrito libros tan malos sobre el amor.

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02. Soy poeta. Con tres años, ya era capaz de asombrar a cuantos eran testigos de la elocuencia con que manejaba nuestro ilustre idioma. Aprendí a leer y a escribir. Memoricé a los grandes, a los mediocres y a los muy malos. He ganado más guerras de poesía en los países sirios que cualquier otro contendiente.

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03. Siempre intenté caminar por un camino que nunca antes hubiera sido recorrido, tocar lo jamás tocado. Me marché del país del conformismo hacia el país del individualismo. Me marché de un país que condenaba al ostracismo a los inconformistas a uno más tolerante y más hipócrita. Dejé el Líbano y me fui a Estados Unidos.

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04. En Líbano son pocas las mujeres que llevan el pelo corto; seguramente solo una de cada cincuenta lo lleva por encima de los hombros. Supongo que tendrá que ver con la percepción de la feminidad. No queremos parecer diferentes. Hoy yo llevo el pelo recogido en un moño alto, como casi siempre. Rara vez lo llevo suelto, y sin embargo no me planteo cortármelo.

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05. Ahora no hay guerra pero es un lugar donde las tensiones y fricciones son permanentes entre cristianos y musulmanes, Oriente y Occidente, conservadores y liberales. No es un lugar en el que se pueda vivir tranquilamente. Tal vez ya me he acostumbrado a vivir en la intranquilidad y por eso me gusta. En Líbano no tenemos un gobierno con el cual identificamos, ni un símbolo. Se vive de manera tensa y difícil. No sé cómo es vivir en paz y armonía, y me resulta difícil imaginarlo.

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06. ¿Qué tiene el amor no consumado que convierte sus llamas en infiernos? Ni las puertas, ni los muros, ni la lluvia, ni las tormentas de arena, ni los padres, ni desde luego la religión impidieron que el chico fuera visto en determinadas noches subido en la valla de piedra, a escasos metros de la ventana del cuarto de Barbara, declarándole su obsesivo amor en verso. A ella la vieron por la calle no muy lejos de casa, mientras su madre la arrastraba por cualquier medio que tuviera a mano. "¿Por qué?", se dice que suplicaba Barbara. "¿Por qué se me prohíbe incluso disfrutar de la simple visión de mi amado?"

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07. En primer lugar soy un guerrero. He luchado en el ejército de Dios. Desde las costas del monte Líbano hasta las colinas de Tierra Santa, cientos de cabezas de infieles han sucumbido a la fuerza de mi espada. He matado a papistas en Occidente, a bizantinos en el norte y a mongoles en el este. Mi lanza no conoció la piedad a la hora de defender nuestras tierras. Soy temido en todos los rincones del mundo. Los europeos invocan mi nombre para atemorizar a los niños. El valor es mi compañero; el honor monta ante mí y la lealtad a mi lado. Mi espada es rápida; mi lanza, certera. Soy la respuesta a las plegarias de cualquier califa.

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08. Se dice que el talento se salta una generación, lo que significa que mi padre o mi madre debieron de ser grandes palomeros, porque, a diferencia de mi hijo menor, tu tío Yihad, yo desde luego no lo era. No tengo ni idea de dónde habrá sacado el talento, y, gracias a Dios, también tuvo la inteligencia suficiente para parar a tiempo. No me escuchó, claro. Nadie lo hace. Pero un día comprendió por fin que ser palomero es una vocación humilde. Ahora escucha lo que voy a decirte. Sólo porque he admitido que no era un buen palomero no significa que no poseyera otras habilidades. La agenda del destino no es siempre algo desnudo y diáfano.

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Rabih Alameddine

Rabih Alameddine
  • 1959
  • Amán, Jordania

Escritor, novelista, pintor e ingeniero libanés en lengua inglesa, autor de "El contador de historias" (2008) y "La mujer de papel" (2012).

Sobre Rabih Alameddine

Rabih Alameddine nació en la capital del reino de Jordania y se crió en Kuwait y el Líbano.

En 1976 se trasladó a Inglaterra primero y luego a Estados Unidos, donde se instaló en Los Ángeles (California).

Tiempo después ingresó en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), donde obtuvo el título de Ingeniero y luego realizó un máster de negocios en San Francisco.

Rabih Alameddine abandonó pronto la profesión para dedicarse a la pintura y la escritura, mientras realizaba diversas ocupaciones, entre ellas consultor, camarero, maestro y escultor.

En 1988 publicó su primer libro, "Koolaids: el arte y la guerra", al que le siguió "Perv" (1991), un libro de cuentos y la novela "Yo, la divina" (2001).

Sus escritos comienzan a ser difundidos por diversas publicaciones, colaborando con numerosas revistas y periódicos, entre ellas la revista "Zoetrope" y los periódicos "Los Angeles Times", "Corriere della Sera" y "Al-Hayat".

En 2008 aparece "El contador de historias", libro que lo llevó a ser ampliamente reconocido, con gran aceptación por parte de la crítica y el público en general.

En 2012 publica "La mujer de papel", novela ambientada en Beirut que tiene como personaje principal a una mujer que vive por y para la buena literatura.

Rabih Alameddine vive entre Oriente y Occidente, en Beirut (Líbano) y San Francisco (California, Estados Unidos).

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