01. No me interesa formar parte de la cultura dominante, pero eso no significa que sea anarquista. Me gusta que exista porque de lo contrario no sería divertido ir contra ella.
02. Para los nazis había gente innecesaria. Pero es algo que no solo hicieron ellos, lo han hecho y lo hacen muchos otros, y no solo a través de matar, sino a través de la marginación.
03. Aquel que se enamora, oculta su pasión y si es casto muere como un mártir. Si deseas ser un mártir podemos arreglarlo fácilmente, pero me parece que ya es un poco tarde para que ocultes tu pasión.
04. ¿Puede haber algún aquí? No. Ella comprende el allí. Cuando está en Beirut, el hogar es Nueva York. Cuando está en Nueva York, el hogar es Beirut. El hogar no está nunca donde ella está, sino donde no está.
05. A mi siempre me han atraído las gentes que viven en los márgenes de la sociedad. Me interesaba esa situación en que la persona, bien porque la obligan o bien por decisión propia, vive marginada de la sociedad.
06. Comencé con los cómics, los leía en los tres idiomas en que se editaban en el Líbano –francés, inglés y árabe-. Luego fueron llegando otros autores hasta que mi pasión por la lectura se convirtió en mi profesión.
07. En Beirut, la incesante luz de la muerte lo ilumina todo, más intensa que el sol del Mediterráneo, más intensa que los misiles nocturnos rusos, más intensa que la sonrisa de un bebé. Una guerra interminable lo asola todo.
08. (...) Mustafa, el marido de Saniya, había adoctrinado a los niños en la creencia de que la pasión es la antítesis de la moralidad. Sólo cuando Amal dejó de lado la sofocante moralidad de su padre pudo experimentar la pasión.
09. Me abrí a ti sólo para que me desollaras viva. Cuanto más vulnerable me volvía, más rápido y más hábil era tu cuchillo. A pesar de saber lo que estaba sucediendo, permanecía quieta y dejaba que me desmembraras, tanto te amaba. Tanto.
10. Sus dedos exploraron felices toda mi espalda con delicadeza, suavemente, y poco a poco convirtieron mi piel en una barra libre de sensaciones deliciosas. Estaba conmovida. Hundí la cara en la almohada para ocultar mi éxtasis y mis lágrimas.
11. Oscilé ad nauseam entre la necesidad de afirmar mi individualidad y la necesidad de pertenecer a mi clan, aterrorizada por la soledad y aterrorizada por perderme a mí misma en las relaciones. Era la oveja negra de la familia, pero una parte esencial de ella.
12. Orfeo era humano, pero tocaba como un dios, y eso le hizo perder parte de su humanidad y convertirse en semidivino. Lo único que importaba era el tono perfecto, la nota última. Y entonces, como debe sucederles a todos los dioses, él... Se enamoró y volvió a ser humano.