01. Para que el bienestar se transforme en realidad, se necesita que el capital deje de ser considerado como propiedad privada del acaparador. El instrumento de producción debe ser la propiedad común para que el espíritu colectivo saque los máximos beneficios para todos.
+ Frases de Espíritu colectivo
02. Una sociedad fundada en la servidumbre se conformará con la monarquía. Una basada en el salario y la explotación de las masas por quienes tengan el capital, aceptará el parlamentarismo. Pero una sociedad libre, que entre en posesión de la herencia común, tendrá que buscar la nueva organización, conveniente para la nueva fase económica de la historia, en el agrupamiento libre y en la libre federación.
03. Haremos todos los esfuerzos para que no le falte nada a nadie, para que ningún hombre se vea obligado a vender sus brazos para subsistir él y sus hijos. Así entendemos la expropiación y nuestro deber durante la revolución que esperamos para un futuro próximo.
04. Cuando contamos el número de los que no producen, dentro de países civilizados, de personas que trabajan en industrias nocivas que deberán desaparecer, y de intermediarios inútiles, vemos que cada uno de ellos podría duplicar el número de productores reales. Bastaría con reducir el despilfarro de la fuerza humana al servicio de familias ricas, o de la administración que cuenta con un funcionario por cada diez habitantes y usar esas fuerzas para aumentar la productividad de la nación, limitar las horas de trabajo a cuatro o a tres, a condición de conformarse con la producción actual.
05. Cuando el lujo deje de ser un aparato necio y chillón, propiedad de los burgueses, se transformará en satisfacción artística.
06. Si solo los economistas predicaran la división permanente y con frecuencia hereditaria, del trabajo, no sería grave. Pero esas ideas se infiltran en los espíritus, los pervierten y de tanto oír hablar de esa división del trabajo, del interés, de la renta, del crédito, etc. Como problemas ya resueltos, todos, incluido el trabajador, terminan por razonar como el economista, por venerar los mismo fetiches.
07. Veamos ahora el desorden, lo que las gentes sensatas llaman desorden. Es la protesta del pueblo contra el innoble orden presente, la protesta para romper las cadenas, destruir los obstáculos y marchar luchando hacia un provenir mejor. El desorden es el timbre más glorioso que la humanidad tiene en su historia.
08. ¡Pan: la revolución necesita pan! ¡Que se ocupen otros de lanzar circulares con prosa brillante! ¡Que se pongan todos los galones que puedan soportar sus hombros! ¡Que otros finalmente hagan peroratas acerca de las libertades políticas! Nuestra tarea específica consistirá en obrar de manera tan que, desde los primeros días de la revolución, y mientras ésta dure, no haya un solo hombre en el territorio insurrecto a quien le falte el pan.
09. Hoy el suelo pertenece a minorías que impiden al pueblo cultivarlo. Las minas trabajadas por tantas generaciones también pertenecen a unos pocos que limitan la extracción del carbón o lo prohíben. La maquinaria es propiedad de algunos, y si los nietos de su inventor reclamaran los derechos, serían fusilados.
10. Por nuestras cárceles, tan solo los multiplicamos y los empeoramos. Por nuestros agentes de policía secreta, nuestro -precio por la sangre-, nuestras ejecuciones y nuestras prisiones, propagamos en la sociedad una corriente tan terrible de las pasiones y odios más bajos, que el que se diera cuenta de los efectos de estas instituciones en toda su extensión tendría miedo de lo que la sociedad está haciendo bajo el pretexto de mantener la moralidad. Es absolutamente preciso que busquemos otros remedios.