01. Tú crees en el ron del café, en los presagios, y crees en el juego; yo no creo más que en tus ojos azulados.
02. ¡Huye lo más lejos de punta asesina, del espíritu cruel y de la risa impura que hacen llorar los ojos del azur con todo ese ajo de barata cocina!
03. Dices que se desborda tu loco corazón y que grita en tu sangre la más loca pasión; deja que clarinee la fiera voluptuosa.
04. En mi pecho reclina tu cabeza galana; júrame dulces cosas que olvidarás mañana y hasta el alba lloremos, mi pequeña fogosa.
05. ¡Ah, qué perfumadas son las primeras flores y qué sonido, qué murmullo encantador el primer si que sale de los labios bienarmados!
06. Que tu verso sea la buena ventura esparcida al viento crispado de la mañana que va floreciendo menta y tomillo...Y todo lo demás es literatura.
07. Pon tu frente sobre mi frente y tu mano en mi mano. Y hazme los juramentos que romperás mañana. Y lloremos hasta que amanezca, mi pequeña fogosa.
08. Los sollozos más hondos del violín del otoño son igual que una herida en el alma de congojas extrañas sin final.
09. Soñé contigo esta noche: te desfallecías de mil maneras Y murmurabas tantas cosas... Y yo, así como se saborea una fruta te besaba con toda la boca.
10. ¡Que venga el verano! ¡Que vengan de nuevo el otoño y el invierno! ¡Cada estación me será encantadora, oh tú, que decoras esta fantasía y esta razón!
11. Incluso este París fastidioso y enfermo parece acoger a los jóvenes soles, y como con un inmenso abrazo tiende los mil brazos de sus tejados colorados.
12. El invierno ha cesado: la luz es tibia y danza, del sol al firmamento claro. Es menester que el corazón más triste ceda a la inmensa alegría dispersa en el aire.