Frases de Panait Istrati

01. Verdad es que siempre he sido un hombre sin razón de ser.

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02. Sufría del alma y de la ingenuidad del corazón: dos tiranías que abaten siempre al hombre sensible.

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03. La verdad, ni yo sabía lo que quería, pero me moría a su lado: su contacto estremecía todo mi ser...

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04. La capacidad de abyección supera la imaginación más exaltada. De todos los seres que pueblan la tierra, sólo el género humano puede degradarse a tal extremo.

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05. Pero, ¿Qué importancia puede tener esto para el creador, si cuando una piedra cae del cielo, lo mismo aplasta sobre la tierra a un grano de maíz que a un hombre que es todo razón de ser?

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06. (...) Pero Adrián no se fijaba en los seres humanos. Ávido, llenaba sus pulmones con el aire puro que surgía de la arena recientemente regada y se confundía, como en un bálsamo, con el olor de las flores.

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07. El hombre es cobarde y cuando no es él el que aprecia la vida, es entonces la vida la que le ha tomado aprecio a él; pareciendo todo cosa del mismo demonio, ya que el fin de la creación no fue poblar la tierra de seres dignos sino de animales.

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08. ¡Un hermano de cruz! ¡Eso es otra cosa! ¡Una cosa que acaso no exista! Un hermano de cruz es alguien por sí mismo, no por otro, y por eso su amor es grande, desinteresado, precioso a nuestro corazón. Porque, ya ves tú, haciendo favores es fácil hacerse querer...

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09. Contempló por un momento las luces múltiples de los barcos y su irrefrenable anhelo de viajar le estalló en el pecho como un profundo suspiro: - ¡Dios mío! ¡Qué magnífico estar en alguno de esos barcos, cruzar los mares, descubrir otras playas, ver otros mundos...!

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10. A no ser por la mirada de sus ojos, feroces por naturaleza, y por su corpulencia de criminal, hubiera creído tener ante mí a uno de esos trabajadores del puerto que se llaman "vagoneros", hombres muy aficionados a la bebida y feroces para el amor en los días de fiesta.

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11. (...) Todas nuestras desgracias no están en lo poco que acabo de contarte y que son cosas pasadas. Aunque hay otras. No quisiera decirlas. ¿Para qué? Aquellos que gustarían, como tú, desposarme y que las conocieran, no avanzarían más. Vale más doblegarse ante el destino.

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12. En la casa de mi madre todo invitaba al amor. Era un paraíso del amor. Amor se respiraba y amor se bebía; la belleza de las dos mujeres, sus amantes, los perfumes, los cantos, la música, los bailes..., y hasta la grotesca y dramática huida de los invitados me parecía voluptuosa y apasionada.

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Panait Istrati

Panait Istrati
  • 10 de agosto de 1884
  • Ciudad de Braila, Braila, Rumanía
  • 18 de abril de 1935
  • Ciudad de Bucarest, Bucarest, Rumanía

Escritor, novelista, ensayista, periodista y revolucionario rumano apodado el "Gorki de los Balcanes", autor de "Kyra Kyralina" (1924), "Los cardos del Baragán" (1928) y "El pescador de esponjas" (1930).

Sobre Panait Istrati

Panait Istrati nació en la Ciudad de Braila, hijo de un contrabandista que nunca conoció y una lavadera, Joita Istrate, quien lo crió.

Asistió a una escuela primaria de Baldovinesti y comenzó a trabajar desde muy pequeño, siendo camarero, pastelero y vendedor ambulante.

En 1907 comenzó a enviar escritos a periódicos socialistas rumanos, siendo "Hotel Regina" el primer artículo de su autoría que se publicó en "România Muncitoare".

Tras participar en la organización de una huelga en Braila, abandonó Rumania y comenzó un extenso viaje que lo llevó por Bucarest, Estambul, El Cairo, Nápoles, París y Suiza.

La precaria situación económica de Panait Istrati, sumado a la tuberculosis que padecía desde hacía un tiempo, lo llevó a intentar suicidarse en 1921, siendo salvado por su mujer.

En 1924 publicó "Kyra Kyralina", y luego la trilogía conocida como "La vida de Adrián Zograffi", compuesta por las novelas "Infancia de Adrian Zograff: Codine" (1925), "Años oscuros" (1927) y "Mijail: mocedades de Adrian Zograffi" (1930).

En 1927, coincidiendo con el décimo aniversario de la Revolución de Octubre (1917), visitó la Unión Soviética y asistió a las celebraciones revolucionarias de Moscú y Kiev.

Decepcionado con la dictadura de Yosef Stalin, hizo públicas sus discrepancias y críticas y denunció la persecución de los viejos bolcheviques y las purgas en masa.

Sus críticas hicieron que fuera prohibido en la Unión Soviética y tachado de trotskista e incluso de fascista por sus antiguos amigos comunistas, por lo que volvió a Rumania desmoralizado.

"Los cardos del Baragán" (1928), "El pescador de esponjas" (1930) y "La casa de Turingia" (1932) figuran entre sus obras más celebradas.

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