Frases de Otto Von Bismarck

01. Hay ocasiones en que un gobierno debe ser liberal y otras en que debe ser dictatorial: aquí todo cambia y no hay eternidad.

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02. Un cínico es un hombre que sabe el precio de todas las cosas e ignora el valor de una sola.

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03. No podemos hacer la historia, sino solo esperar a que se desarrolle.

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04. Es un gran mal el de no saber decir con resolución sí o no.

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05. El periodista es un hombre que se ha equivocado de carrera.

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06. Cuídate de los que sólo ven desorden en el ruido y paz en el silencio.

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07. El político piensa en la próxima elección; el estadista, en la próxima generación.

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08. Hasta en una declaración de guerra deben observarse las reglas de urbanidad.

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09. Un buen orador debe tener algo de escritor, no ha de tomarse la verdad con precisión matemática.

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10. Ante cualquier desavenencia no caigamos en el error de dudar o bien de su inteligencia, o de su buena voluntad.

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11. La política no debe tratar de vengar el mal realizado, sino de cuidar que no se reproduzca.

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12. Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería.

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Influencias

Otto Von Bismarck

Otto Von Bismarck

Político, diplomático, estadista y militar alemán, artífice de la unificación alemana y apodado el "Canciller de hierro".

Sobre Otto Von Bismarck

Otto Von Bismarck nace en una familia noble prusiana, siendo su infancia y adolescencia indisciplinada y autodidacta.

Estudia Derecho en la Universidad de Gotinga e inicia su carrera política marcada por el más severo conservadurismo, siendo a partir de entonces el paradigma del autoritarismo y del militarismo prusiano.

Entre 1851 y 1862 Otto Von Bismarck se desempeña como embajador en Fráncfort (Alemania), San Petersburgo (Rusia) y París (Francia).

En 1962 el rey Guillermo I lo nombra canciller (primer ministro) y pone en marcha su plan para lograr la unificación alemana, eliminando particularismos locales.

Tras reorganizar y reforzar el ejército prusiano, Otto Von Bismarck entabla tres enfrentamientos bélicos, la Guerra de los Ducados (1864), la Guerra Austro-Prusiana (1866) y la Guerra Franco-Prusiana (1870).

En cada una de las guerras Prusia acrecentó su poderío y extendió su territorio, e impulsó la creación de un único Imperio Alemán bajo la corona de Guillermo I, del que sólo quedó excluida Austria.

Su política interior se apoya en un régimen autoritario destinado a neutralizar a las clases medias (Constitución federal de 1871) y frenar los movimientos obreros.

En política exterior consolida la unificación alemana y mantiene a Alemania apartada de la vorágine imperialista que azotaba al resto de las potencias europeas.

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