Frases de Osvaldo Soriano - Página 2

01. (...) Me di cuenta que durante mucho tiempo me había olvidado de mí y que por eso no podía hacerle bien a nadie.

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02. Simplemente se dejaba estar esperando que pasara algo (...) no tenía suficiente coraje para ir más lejos ni para volver atrás.

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03. Mi padre nunca había estado tan cerca de mí como en los momentos en que creí haberlo perdido.

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04. Mi padre nunca se preocupó por vestir bien, creía que la elegancia podía estar en otra parte, más íntima y noble.

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05. -Baje y mírese al espejo. -Ya lo hice. Hay un borracho que se ríe, un tipo repugnante. ¿Usted ya se vio?

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06. Los sueños se van con la noche. Y tan solo queda una bruma lejana e inatrapable.

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07. De pronto recordé que había soñado con eso: Un laberinto asfixiante en el que por más que caminara siempre estaba en el mismo lugar. Algo me atrajo, quizá la incertidumbre o mi propio miedo, y me largué a correr hacia cualquier parte.

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08. Era un pueblo chico. Toda la comisaría estaba allí en un Falcon viejo.

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09. ¿Sabe qué? No se ofenda, pero usted está cansado de llevarse puesto.

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10. No es que sea muy religioso, ¿Vio? Pero cuando uno está desesperado...

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11. Mi padre nunca quiso tener domicilio fijo. Era como si caminara delante de sus propios pasos aunque quizás no hacía más que huir de ellos. Tenía hormigas en los pies y no estuvo con mi madre ni siquiera el día de mi nacimiento.

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12. La memoria, al elegir lo que conserva y lo que desecha, no sabe de casualidades.

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Osvaldo Soriano

Osvaldo Soriano
  • 6 de enero de 1943
  • Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina
  • 29 de enero de 1997
  • Capital Federal, Buenos Aires, Argentina

Escritor, novelista, guionista, periodista y defensor de los derechos humanos argentino, autor de "Triste, solitario y final" (1973), "No habrá más penas ni olvido" (1978), "Cuarteles de invierno" (1980), "Una sombra ya pronto serás" (1990) y "La Hora sin sombra" (1995).

Sobre Osvaldo Soriano

Osvaldo Soriano nace en la ciudad de Mar del Plata, pero su infancia transcurre en diversos pueblos tras los destinos laborales de su padre.

En 1969 se traslada a Buenos Aires, donde comienza a trabajar en la revista "Primera Plana", colaborando además con las publicaciones "Panorama", "Confirmado" y en los diarios "El Eco de Tandil", "Noticias", "El Cronista" y "La Opinión".

En 1973 publica su primera novela, "Triste, solitario y final", donde se advierte las dos características principales de su obra: la perfecta combinación de épica y sentido del humor.

En 1976, debido al golpe de Estado, Osvaldo Soriano debió exiliarse, marchando primero a Bélgica y luego a París (Francia), donde vivió hasta 1984.

Durante su exilio publicó "No habrá más penas ni olvido" (1978) y "Cuarteles de invierno" (1980), dos de sus mejores obras.

Entre las numerosas distinciones que recibió, destacan el Premio Raymond Chandler, el Premio Konex y el Premio Quinquela Martín.

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