Frases de Oscar Wilde (página 9 de 12)
193. Los hombres deberían ser más prudentes; su celibato mismo es el que pierde a las naturalezas frágiles. "La importancia de llamarse Ernesto" (1895)
194. La verdadera esencia del romanticismo es la incertidumbre. "La importancia de llamarse Ernesto" (1895)
195. No puedo comprender cómo se las arregla nadie para vivir en el campo, si es que hay alguien que haga semejante cosa. El campo me aburre siempre mortalmente. "La importancia de llamarse Ernesto" (1895)
196. Hay que estar siempre muy tranquilo para comer pastas. Es la única manera de comerlas. "La importancia de llamarse Ernesto" (1895)
197. Cuando tengo algún apuro, lo único que me consuela es comer. En efecto, cuando tengo un verdadero apuro gordo, todos los que me conocen íntimamente podrán decirte que me niego a todo, menos a comer y a beber. "La importancia de llamarse Ernesto" (1895)
198. Pareces no darte cuenta de que en la vida conyugal tres son una compañía y dos no. "La importancia de llamarse Ernesto" (1895)
199. La ignorancia es como un delicado fruto exótico; se la toca y desaparece la pelusilla. "La importancia de llamarse Ernesto" (1895)
200. La verdad, es rara vez pura y nunca sencilla ¡La vida moderna sería aburridísima si la verdad fuera una u otra cosa, y la literatura moderna completamente imposible! "La importancia de llamarse Ernesto" (1895)
201. Creo que a mí no me gustaría coger a un hombre sensato. No sabría de qué hablar con él. "La importancia de llamarse Ernesto" (1895)
202. Es completamente escandaloso el número de señoras en Londres que flirtean con sus maridos. ¡Hace tan mal efecto! Es, sencillamente, como lavar en público la ropa limpia. "La importancia de llamarse Ernesto" (1895)
203. Los divorcios se elaboran en el cielo... "La importancia de llamarse Ernesto" (1895)
204. La única manera de tratar a una mujer es hacerle el amor, si es bonita o hacérselo a otra, si es fea. "La importancia de llamarse Ernesto" (1895)
205. Perder a uno de los dos [padres], (...), puede considerarse como una desgracia; perder a los dos parece una negligencia. "La importancia de llamarse Ernesto" (1895)
206. Todas las mujeres llegan a parecerse a sus madres. Esa es su tragedia. En los hombres, ninguno se parece. Y es la suya. "La importancia de llamarse Ernesto" (1895)
207. Claro es que el concierto ofrece grandes dificultades. Mire usted, si se toca buena música, la gente no escucha, y si se toca música mala, la gente no habla. "La importancia de llamarse Ernesto" (1895)
208. Es un nombre divino. Tiene música propia. Produce vibraciones. "La importancia de llamarse Ernesto" (1895)
209. Es absurdo tener una regla rigurosa e invariable sobre lo que debe y no debe leerse. Más de la mitad de la cultura moderna depende de lo que no debería leerse. "La importancia de llamarse Ernesto" (1895)
210. Los parientes son sencillamente un hatajo de gente fastidiosa, que no tiene la más remota noción de cómo hay que vivir, ni el más ligero instinto de cuándo debe morirse. "La importancia de llamarse Ernesto" (1895)
211. La memoria es el diario que todos llevamos con nosotros. "La importancia de llamarse Ernesto" (1895)
212. No viajo jamás sin mi diario. Debe una llevar siempre algo sensacional para leer en el tren. "La importancia de llamarse Ernesto" (1895)
213. Espero que no habrá usted llevado una doble existencia, fingiéndose un bribón y siendo en realidad un hombre bueno siempre. Eso sería una hipocresía. "La importancia de llamarse Ernesto" (1895)
214. ¡Yo amo la sociedad de Londres! Opino que ha mejorado inmensamente. Ahora está compuesta enteramente de bellos idiotas y ocurrentes lunáticos. Exactamente como debe ser una sociedad. "Un marido ideal" (1895)
215. La ciencia no puede explicar lo irracional. Por eso no tiene porvenir en este mundo. "Un marido ideal" (1895)
216. Siempre comunico los buenos consejos. Es lo único que se puede hacer con ellos. A uno nunca le son útiles. "Un marido ideal" (1895)