01. Los estudiantes tienden a pensar que hay un corte entre la universidad y lo que viene después. Pero no es así; hay una continuidad entre la universidad y la vida. Yo todavía me siento un estudiante.
02. De lo que se trata con el diseño es que el hecho de ir allí se convierta en toda una experiencia. El arquitecto debería trabajar con el entorno, con el paisaje.
03. China nos está enseñando una actitud y una forma de pensar muy clara para las generaciones venideras, porque son muy directos en lo relativo a la infraestructura. La capacidad de tomar decisiones y de llevarlas a cabo no se debe al sistema político, sino, ¿Cómo decirlo? Es una actitud mental. Es la misma actitud que teníamos en Europa en el siglo XIX.
04. Cuando uno siente placer con su familia, sus amigos... Entonces se es muy sensible a la fragilidad de la vida. Yo siempre aprendo de la vida, todo es precioso, las relaciones entre las personas son preciosas... pero los seres humanos somos imperfectos, en cualquier cosa que hacemos, lo somos. Al final aprendes que es la naturaleza humana. Tenemos que convivir con eso.
05. Como arquitecto, me interesan las oportunidades de diseño a distintas escalas: la de la ciudad, la del edificio, la de una mesa o la de un espacio. Y me parece que las economías emergentes tienen ahora en su mano la oportunidad de tomar decisiones inteligentes. Lo importante es si han aprendido de las economías establecidas; si han tomado nota de las experiencias tan dolorosas que hemos pasado en Occidente.
06. A mí me mueve el diseño. Lo que no tiene nada que ver con la escala. Te podría decir que me pasé la misma cantidad de tiempo y me preocupé lo mismo trabajando en la pequeña bodega de Château Margaux –que es del tamaño de una casa grande– que con uno de los denominados "megaproyectos". Por eso el encanto no está en el lugar, sino en el trabajo.
07. Me gustó recordar esos momentos difíciles, cuando me diagnosticaron un cáncer y me dijeron que podía morir en tres meses. Pensé en cómo, con mi experiencia o la de gente como Lance Armstrong, hablar del tema puede servir de inspiración y quizá ayudar a alguien. Pensar que vas a morir es devastador. Piensas que es el fin del mundo. Pero, si lo superas, compartirlo puede ser muy enriquecedor.
08. Quizás como arquitecto esté siempre pensando de manera inconsciente en la progresión del espacio, en cómo uno pasa de la luz a la oscuridad o de un espacio pequeño a uno grande. En su casa, uno normalmente mezcla a distintos artistas y no justifica lo que hace. Tampoco tengo ninguna pretensión. No soy crítico, ni académico, sino completamente intuitivo. Está claro que, como arquitecto, siempre que es posible, trato de integrar al edificio.
09. Hoy más que nunca, es esencial cierta sensibilidad hacia la naturaleza. Nuestro objetivo es utilizar la orientación del sol y la dirección del viento para optimizar el uso de la energía, ser lo más autosuficientes que podamos. Para conseguir esta sostenibilidad hay que conocer muy bien los recursos locales y el clima. También hay que respetar las peticiones locales, lo que significa que las formas y los espacios estarán muy relacionados con cada lugar.
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10. Todo forma parte de lo mismo. Al fin y al cabo, la infraestructura de una ciudad también se tiene que acondicionar. Si una plaza, por ejemplo, tiene que tener vegetación y lugares de asiento, lo más probable es que necesite de obras de arte público, así que todo está conectado y es una continuación de un mismo proceso. Podemos plantearnos las galerías de un museo como salas al aire libre, una especie de plaza pública, espacios que hay que poblar. Una ciudad no puede ser solo la suma de edificios: la gente tiene que poder sentarse, tiene que poder admirar las cosas; tiene que disfrutar de la luz.
11. Siempre sospecho de los arquitectos que se definen como artistas, y viceversa. No negaré que hay comunicaciones entre arquitectura y otras ramas artísticas -piense en las pinturas de Le Corbusier y en sus edificios-, pero un arquitecto basa su trabajo en muchas cosas: la experiencia es una más. Los artistas son libres, a los arquitectos nos constriñen muchas reglas. Un edificio es una declaración artística, pero esa dimensión es una más entre las muchas que debes manejar: que sea confortable, que tenga sentido para la función para la que se erige y para la época en que se crea. A mí me gusta diseñar fábricas, oficinas, lugares de trabajo, porque la gente pasa allí más tiempo que en su casa.