01. Todos los hombres están locos y, pese a sus cuidados, sólo se diferencian en que unos están más locos que otros.
02. Procuro ser siempre muy puntual, pues he observado que los defectos de una persona se reflejan muy vivamente en la memoria de quien la espera.
03. ¿Queréis el aprecio del público? No os canséis de dar variedad a la expresión. Si el estilo es demasiado regular y siempre uniforme, de nada sirve su brillo: nos adormecerá fatalmente.
04. Todo debe tender al buen sentido, pero el camino que lleva a él es resbaladizo y difícil de seguir: apartarse un poco es hundirse. Muchas veces, la Razón tiene sólo un sendero por donde avanzar.
05. El espíritu que se ha dejado envolver en una intriga, nunca se siente tan vivamente tocado, como al conocer de pronto la verdad de un secreto que lo cambia todo, y a todo confiere una faz imprevista.
06. Nunca presentéis al espectador algo increíble. Lo verdadero, a veces, puede no ser verosímil. Lo maravilloso no tiene ningún encanto para mí, si es absurdo: el espíritu no se deja conmover por algo que no cree.
07. Evitad lo vulgar en todo lo que escribáis. Cada estilo, por poco noble que sea, tiene su nobleza. El descarado género burlesco logró, en un principio y a expensas del buen sentido, engañar la vista y atraer por su novedad.
08. El autor virtuoso no corrompe el corazón con sus versos inocentes, aunque cosquillee los sentidos, porque su fuego no levanta llamas criminales. Amad, pues, la virtud, y alimentadla en vuestra alma. Por más que el espíritu esté lleno de noble vigor, el verso se resiente siempre de la bajeza del corazón.
09. Amad pues la Razón: tan sólo en ella han de buscar vuestros escritos su brillo y su valor. La mayoría de los escritores se deja arrastrar por un ardor insensato a buscar sus ideas lejos del sentido común. ¿Creerán tal vez rebajarse en sus versos monstruosos, si pensasen lo que otro ya pensó? Evitemos estos excesos y dejemos para Italia la deslumbrante locura de las falsas pedrerías