01. Se puede conceder un cierto privilegio moral a la aristocracia a expensas de la burguesía, pues la primera reconoce sincera y abiertamente la desigualdad, considerándose una raza superior y privilegiada, mientras la segunda disimula su situación de favorecida.
02. Detrás de la lucha de los partidos políticos se esconde siempre el capital financiero, industrial y comercial, el pequeño caudal y el comercio modesto, el trabajo de los labradores y el del obrero. No hay posibilidad de encontrar un partido que no sea representado por las clases sociales.
+ Frases de Partidos políticos
03. El mayor error del marxismo y el más inhumano consiste en no ver al hombre más allá de la clase y en ver, en cambio, a la clase más allá del hombre; en reducir a éste hasta su célula más ínfima, hasta su más recóndita experiencia espiritual, a una función subordinada a la clase, y, en cambio, someter y ordenar su contemplación y su creación.
04. La economía debe existir para el hombre, y el hombre no debe ser esclavo de la economía. Nada más opuesto al espíritu del cristianismo que esta ideología optimista, que admite que el más fuerte y el vencedor, desde el punto de vista económico, es forzosamente el mejor; que la riqueza es una recompensa concedida al hombre en gracia a sus virtudes.
05. La materia es impotente, inerte, pasiva, sólo el espíritu es activo, mueve a los materialistas mismos que le niegan. No hay absurdo mayor que fundar su actividad en una doctrina materialista. Es el ser el que manda a la conciencia, y no la conciencia la que manda al ser, que es, ante todo, espíritu y no materia, y ésta no depende más que de la conciencia.
06. El mundo capitalista no trae la felicidad a nadie; la seguridad, la garantía le faltan en absoluto; el porvenir del proletariado no es más seguro que el de la burguesía; el millonario, propietario de grandes empresas, el banquero, se pueden arruinar el día de mañana. El régimen capitalista es un régimen aventurero. Es dinámico, y suscita inmensas energías; desarrolla fuerzas materiales productivas, pero aniquila a los hombres, mutila sus almas, tanto la de los capitalistas como la de los obreros.
07. No sólo la vida política en tiempo de paz, sino hasta las revoluciones ofrecen un carácter de clase. Sea cual fuere el simbolismo del cual se revistan o el emblema ideológico a que se adhieran, son siempre las clases oprimidas y encadenadas en sus actividades históricas las que se rebelan contra las clases privilegiadas y dirigentes; siempre es el resultado de un deseo de compensación, por los resentimientos acumulados, las humillaciones soportadas, y todo esto sale de lo subconsciente colectivo del pueblo.
08. La lucha de los guerreros, a pesar de ser cruel, era franca y honrada, mientras la que se emprende en la sociedad capitalista -la de la Banca, la de la Bolsa, la de los partidos parlamentarios y de la prensa- es una lucha secreta, disimulada y escurridiza; precisamente en esta sociedad todo tiende a tomar el carácter de un simbolismo complejo, de un juego económico secreto, de un poder perteneciente al fantasmagórico reino del dinero, y éste es ante todo el papel desempeñado por los Bancos, que dirigen el mundo de manera invisible.
09. La conciencia cristiana debe condenar, desde el punto de vista religioso y moral, la explotación del hombre por el hombre, de la clase por la clase, y debe tomar la defensa de los trabajadores y de los explotados, pues la fe cristiana aprecia ante todo la personalidad, estima sólo el valor del alma humana. De modo que le es imposible no condenar el régimen de vida bajo el cual un individuo, un alma, se encuentran convertidos en instrumento inhumano del proceso económico. Esto se refiere, por un lado, al capitalismo, y por otro, al comunismo.
10. Todo cambio implica ya, en cierto modo, una violencia ejercida en el mundo material. Cuando me levanto para irme a otra habitación a hablar con alguien efectúo, por lo mismo, una serie de transformaciones coercitivas en el mundo que me rodea. Empujo mi silla, abro la puerta, obligo a la persona que se halla en la habitación de al lado a volver la cabeza para mirarme y escuchar lo que voy a decirle. Mientras me quedo tranquilo en mi puesto, el mundo que me rodea se encuentra libre y no está sometido a ningún apremio. La libertad, a veces, es un a modo de: "Déjeme usted en paz".
11. La opinión general de que la lucha de clases fue inventada por Marx y los socialistas, y que se mantiene exclusivamente por la masa obrera y revolucionaria, es falsa y carece de sinceridad; pues, en realidad, esta lucha existe también en la burguesía y las clases dirigentes. Pero cuando la lucha tiene por finalidad el mantener las condiciones dominantes y privilegiadas produce menos impresión de lucha que cuando se propone el cambio de un régimen social existente. En otros términos: el inmutable mantenimiento del "Statu quo" no es considerado como una lucha arbitraria; pero, en cambio, su transformación sí lo es. He aquí una de las aberraciones corrientes del prejuicio.
12. El hombre que se encuentra en una situación materialmente privilegiada se inclina siempre a considerar cada reforma que modifica o mejora el régimen social como una violación a su libertad y un acto arbitrario. Así califica, por ejemplo, entre otras cosas, cualquier reducción de sus rentas. En el transcurso de una revolución, no sólo el hecho de ser encarcelado, de ser privado de la libertad de palabra y de ser fusilado aparecen como una violencia, sino hasta el de ser privado de ventajas jurídicas y económicas, de las cuales podía gozar anteriormente. . Por el contrario, el hombre que materialmente se hallaba desheredado verá en la reorganización de la sociedad una libertad, y para él la violencia residirá precisamente en la conservación de un régimen bajo el cual era desgraciado y estaba privado de bienes materiales.