01. La belleza del rostro es frágil, es una flor pasajera, pero la belleza del alma es firme y segura.
02. Cien veces os he dicho, siendo vos pequeño, que en este mundo la virtud es siempre perseguida. Porque mueren los envidiosos, pero la envidia jamás.
03. Tartufo conoce a quien engaña, aprovechase ofuscándole con cien apariencias y con su hipocresía le saca sumas a toda hora, adquiriendo además el derecho de censurarnos a todos.
04. ¡Oh perfecta criatura! No he podido veros sin admirar en vos al autor de la naturaleza y sentir mi corazón herido de ardiente amor hacia la más bella de las imágenes en que él se ha pintado.
05. Como os explicaba, vuestro escrúpulo es fácil de destruir. Aquí estáis segura de un pleno secreto y el mal no consiste nunca sino en el escándalo que promueve. Sí; el escándalo del mundo es lo que produce la ofensa, y no es pecar, pecar a calladas.
06. ¿Acaso no distinguís entre la devoción y la hipocresía? ¿Queréis tratarlas a ambas con igual idioma y rendir el mismo honor a la máscara que al rostro, igualar el artificio a la sinceridad, confundir las apariencias con las verdades, estimar al fantasma como, a la persona y a la moneda falsa como a la buena?
07. No pensarán los que me conocen que soy de alma interesada. Todos los bienes de este mundo tienen pocos atractivos para mí, y su engañoso brillo no me deslumbra. Si me resuelvo a recibir del padre la donación que ha querido hacerme, es, en verdad, porque temo que todos esos bienes caigan en malas manos, que puedan hacer de ellos en el mundo un uso criminal, no sirviendo, según me propongo yo, para gloria del Cielo y bien del prójimo.
08. (...) No hay por qué ser esclavos de esos fingidores, que hay tantos falsos devotos como falsos valientes, y así como no se ve qué, allí donde el honor los conduce, los verdaderos valientes sean los que más bullicio hacen, así los buenos y verdaderos devotos, merecedores de que se sigan sus huellas, no son los que tanto gesticulan.