01. No hace falta estar todo el día discutiendo si en la vida todo es blanco o negro, porque la vida está llena de matices de grises enormes.
02. Sonaron las seis de la tarde en el campanario de la iglesia. En mi reloj, la misma hora. Todo estaba en orden para poderlo romper. Yo había elegido la noche de San Juan para convertir a mi familia en una familia feliz. Como más adelante contaré, aquella noche todos pedían deseos; en cambio, yo los hice realidad.
03. La fortaleza de una mujer es infinitamente superior a la de un hombre, infinitamente. De hecho, yo creo que los grandes problemas de la humanidad vienen porque demasiados cargos están ocupados por hombres y no por mujeres.
04. Las personas que saben mirar saben querer.
05. La vida se va rápida. Por eso no podemos parar. Hay que hacer que la música suene, a veces sólo son necesarias un par de notas. No podemos parar... No se puede parar... Aquí mismo, más allá del jardín, más allá del mar. Todos tenemos canciones que no llegaron a su destino. Se lo digo siempre a Sofía: sonríe. Hoy no es fiesta, pero puede serlo. Hay que buscar otra melodía.
06. ¿Te gusta? -Me gustas. - ¿Lo quieres? -Te quiero.
07. En ese momento me di cuenta de que estaba sola y que así lo iba a estar siempre. Sola. Quien huye de la verdad acaba tropezándose con ella. Una cree que va a durar toda la vida y que va a tener tiempo para corregir sus errores, pero no. Los errores se encargan de echarnos sal en los ojos.
08. Para que los sueños se hagan realidad, a veces hay que perder los miedos. Fundamentalmente lo que más nos paraliza son los miedos, miedo a pensar que "pasaría si hiciera esto...", miedo a cambiar de carretera, miedo a caminar, que es algo tan sencillo como poner un pie delante del otro y ya estamos caminando.
09. Dios y el diablo estaban juntos en cada una de las palabras.
10. Si lo sueñas...- se oyó decir a mi madre a mi espalda, que entraba con platos-. Soñar debería ser asignatura, somos, si somos persistentes, lo que soñamos.
11. Se trataba de la primera vez que un chico, un hombre, me miraba invadiendo como un ejército mi Estado. Ocupándolo. Ese asedio provocó tal estado de excitación y de pánico que enmudecí.
12. A veces, hasta que no verbalizamos lo que pensamos no somos conscientes de lo que pasa alrededor.