01. El poder y la influencia de una estrella de cine es curioso: no me preguntes si lo obtuve o la gente me lo dio. Simplemente porque seas una estrella de cine la gente puede empoderar tus derechos y privilegios especiales.
02. El cine...Es extraño. La gente compra una entrada. Esa entrada es su puerta a una fantasía que tú creas para ellos. La tierra de la fantasía, eso es todo, y tú das vida a sus fantasías. Fantasías de amor, de odio o de lo que sea.
03. Creo que los premios en este país en este momento no son adecuados para ser recibidos o dados hasta la condición de los indios-americanos se altere drásticamente. Si no somos guardianes de nuestros hermanos, por lo menos no debemos ser su verdugo.
04. (...) Y eso es el cine. Nada más que una prolongación de la infancia donde todo el mundo quiere ser más libre, todos quieren ser poderosos, todos quieren ser tan irresistiblemente atractivos que no se pueda aguantar. O todo el mundo quiere tener camaradería y ser comprendido.
05. (...) El problema es que cuando tú interpretas un diálogo, el director está interpretando otro y el guionista otro más. Cada uno tiene su propia idea. Por eso es mejor saber con quién te juegas los cuartos. Muchos directores quieren saberlo todo. Algunos directores no quieren saber nada. Algunos esperan que tú se lo des todo.
06. Si uno no se pone a hacer algo original de vez en cuando, la gente acaba por aburrirse de nosotros. No basta con ser buenos actores: es preciso suscitar en el público curiosidad e interés... Como y bebo sin preocuparme de la línea. Quiero decir que si me engordo demasiado pasaré de papeles de primer actor a papeles de carácter.
07. Me habían impuesto el cliché de guapo a la fuerza, del músculo a toda costa y debía seguir el juego. Ahora le diré que el hecho de que se me haya caído el pelo, haya engordado unos cuantos kilos y me hayan salido algunas arrugas no me preocupa. Soy un actor, no un sex symbol, ¿no? Este ha sido el equívoco que ha envenenado mi existencia y ha reflejado a Marlon Brando bajo una luz falsa a los ojos del público.
08. Cuando bajan las armas, los asesinamos. Nosotros les mentimos. Les estafamos sus tierras. Nosotros somos los muertos de hambre en la firma de acuerdos fraudulentos que llamamos los tratados, que no seguimos. Nos hemos convertido en mendigos en un continente que dio la vida por el tiempo que se puede recordar. Y por cualquier interpretación de la historia, sin embargo, no lo hicimos bien. No éramos legales, no lo éramos, solo lo hicimos. Para ellos, no tenemos que restaurar esta gente, no vivíamos de algunos acuerdos, porque se nos daba en virtud de nuestro poder para atacar a los derechos de los demás, para estar en su propiedad, a quitarles la vida cuando estaban tratando de defender su tierra y libertad, y hacer de sus virtudes un crimen y nuestras virtudes propios vicios.