Frases de Mario Levrero - Página 6

01. Me parecía que todas las experiencias eran una sola, que no había entre ellas otras diferencias que su pluralidad y los distintos tiempos en que las había realizado.

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02. La memoria se me presenta como un fenómeno curioso, que me hace recordar las cosas apenas las veo o tal vez un instante antes de verlas.

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03. Hablé de la memoria, de mis cavilaciones en torno a la identidad, y la memoria, de mi incertidumbre acerca de los límites del mundo exterior.

+ Frases de Identidad


04. Traté de serenarme; no podía absorber tal cantidad de información que me llegaba a torrentes y que además me resultaba por completo inútil.

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05. La voluntad: ese es el nudo de mi problema actual. He perdido mi fuerza de voluntad, la cual, por otra parte, nunca fue muy grande.

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06. Y debía comenzar a adaptarme a la vida en otra ciudad, en otro país. No había tiempo para sentir dolor y opté por anestesiarme.

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07. Ya las cosas no serían tan fáciles, porque me pesa la experiencia anterior, que fue buena como experiencia, pero sería terrible como repetición.

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08. Soy un chico malo. Hace varios días que no hago mis deberes. También hace muchos días que no me baño. Huelo muy mal.

+ Frases de Malo


09. Yo tenía razón: la tarea era y es imposible. Hay cosas que no se pueden narrar. Todo este libro es el testimonio de un gran fracaso.

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10. Visita de Chi; por un momento pareció que se abrían los cielos pero no. Debería alejar toda esperanza, pero no lo hago. Yo soy así.

+ Frases de Expectativas


11. Es difícil descubrir los propios prejuicios, que se afincan en la mente acompañados de una especia de soberbia, no me explico de qué extraña manera.

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12. Siento que si debo esforzarme para conseguir algo, ese algo no es naturalmente para mí. Que al esforzarme estoy obrando en contra de la Naturaleza, del buen orden del Cosmos.

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Influencias

Mario Levrero


Escritor, novelista, fotógrafo, editor y guionista de cómics uruguayo, autor de "París" (1979), "Todo el tiempo" (1982), "El discurso vacío" (1996), "El alma de Gardel" (1996) y "La novela luminosa" (2005).

Sobre Mario Levrero

Mario Levrero nace en Montevideo, hijo único de Mario Varlotta y Nilda Levrero, familia uruguaya de ascendencia italiana y francesa.

Entre los tres y los ocho años de edad (1943-1948) se ve obligado a guardar reposo debido al padecimiento de un soplo cardíaco.

Estudió en la escuela Haití número 8, en el barrio de Peñarol y luego en el liceo Rodó.

Entre 1959 y 1969 junto a un socio y amigo inauguró un negocio de venta de libros usados, mostrando gran habilidad para dirigirlo.

Comenzó a publicar a fines de la década de 1960, siendo las novelas "La ciudad" (1970), "París" (1979), "El lugar" (1982), "El alma de Gardel" (1996), "El discurso vacío" (1996) y su obra póstuma "La novela luminosa" (2005) las más recordadas.

Mario Levrero también publicó varios libros de relatos, entre ellos "La máquina de pensar en Gladys" (1970), textos de difícil clasificación como "Caza de conejos" (1986) e hizo incursiones en la historieta o cómic, fruto de la colaboración con el dibujante Edgardo "Lizán" Lizasoain, junto a quien creó "Santo varón" (1986) y "Los profesionales" (1987).

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