01. (...) Él era joven, de unos 20 años, podría ser un chico. Y es duro tener una pistola y matar gente. Puede que por ello su mano estuviera temblando. Puede que no supiera si podía hacerlo. Pero a la gente le lavan el cerebro. Por eso llevan a cabo ataques suicidas y matan a gente. No puedo imaginarlo.
02. (...) Llegué a preguntarme ¿Qué harías, Malala, si llegara un talibán? Lo golpearía con un zapato, pensé. (...) Pero luego me dije, "si te encuentras con un talibán con el zapato en mano entonces no habrá ninguna diferencia entre tú y el talibán". No se debe tratar a los demás con crueldad. Hay que luchar a través de la paz, a través del diálogo y de la educación.
03. En aquel entonces el miedo nos rodeaba. Fue todo tan duro. No sabíamos lo que el futuro nos deparaba, queríamos hablar pero no sabíamos que nuestras palabras nos conducirían al cambio, que nos escucharían en todo el mundo. No estábamos enterados del poder que encierra un lápiz, un libro. Sin embargo, se ha demostrado que los talibanes, que tenían fusiles y explosivos, eran más débiles que la gente con lápices y libros.
04. En mi país los políticos no le dan importancia a robar. Ellos son ricos y el país es pobre, y sin embargo no dejan de saquearlo. La mayoría de ellos no pagan impuestos, pero comparativamente eso es lo de menos. Toman préstamos de bancos estatales y no los devuelven. A cambio de contratos gubernamentales reciben comisiones de amigos o de las compañías a las que se les adjudican. Muchos de ellos poseen caros pisos en Londres. No sé cómo pueden vivir con sus conciencias cuando ven que nuestra gente pasa hambre o vive a oscuras por los constantes cortes de luz, o que los niños no pueden ir a la escuela porque sus padres necesitan que trabajen.