01. Son útiles o buenas las acciones que sirven a un propósito y lo alcanzan.
02. La primera clase de males es la que viene al hombre de estar sujeto a génesis y destrucción, o de poseer un cuerpo.
03. Acciones que causan gran daño se castigan severamente, mientras que las acciones poco dañinas se reprimen con mayor indulgencia.
04. Los seres que no poseen elemento corpóreo no están sujetos a destrucción o daño; por consiguiente la verdadera obra de Dios es toda buena, pues que es existencia.
05. A veces la calidad de la acción depende de la intención de quien la ejecuta; porque muchas cosas son útiles a juicio de una persona y superfluas a juicio de otras.
06. Debe ser más severamente castigado el crimen que más reiteradamente se comete. Los que sólo como caso raro acaecen pueden ser corregidos y suprimidos mediante penas más leves.
07. El que sabe nadar puede sacar perlas de las profundidades del mar; el que no, se ahogaría. Por eso únicamente deben correr el riesgo las personas que poseen la instrucción adecuada.
08. El hombre disfruta la compañía de sus amigos en los tiempos de prosperidad y salud; necesita de ellos en las horas aciagas; le acompañan y asisten cuando se hace viejo y le faltan las fuerzas.
09. La clave para comprender y percatarse plenamente de todo lo que los Profetas han dicho, se halla en el conocimiento de las figuras, de sus ideas generales y del sentido de cada una de las palabras que contienen.
10. El lenguaje empleado en esta obra no lo ha sido al azar, sino con toda exactitud y extremada precisión, procurando no dejar ningún punto oscuro. Nada se ha dicho fuera de lugar, sino para explicar algo que está en el suyo propio.
11. Los mediterráneos suelen ser mares apacibles, fácilmente navegables, salpicados de islas y abundantes en festoneadas costas con calas y puertos naturales. Un mediterráneo, es pues, tan luego el hombre ha descubierto el arte de navegar, una inmensa calzada abierta a todos los rumbos.
12. (...) No imagines que hay alguno de nosotros que entienda totalmente estos arduos problemas; antes bien, sólo de vez en cuando brilla la verdad tan clara como la luz del día, y entonces, nuestra naturaleza y hábito corren un velo sobre lo que percibimos, y volvemos a la oscuridad, casi tan densa como al principio.