01. Ya sé que no es eterna la poesía, pero sabe cambiar junto a nosotros, aparecer vestida con vaqueros, apoyarse en el hombre que se inventa un amor y que sufre de amor cuando está solo.
02. Es más sabio el amor cuando amanece, cuando ya empieza a oírse la mañana, por el camino largo, desierto de tu piel...
03. Hay ciudades que son fotografías nocturnas de ciudades.
04. ¿Qué haremos de nosotros ahora que los espejos todavía no tienen una sombra que llevarse a sus láminas y los recuerdos nacen aprendiendo a contar hasta diez?
05. Y sin embargo tú reapareces inédita en tu gesto para decirme hoy que le conteste al tiempo y sus preguntas el práctico saber que tienes de mi cuerpo.
06. Escribo este poema celebrando que pasado y presente coincidan todavía con nosotros y haya recuerdos vivos y besos tan dorados como el beso aquel de la memoria.
07. Son extrañamente hermosos todavía, estos labios de hace ahora tres años y pareciera inédito el gesto de tu beso, este llegar aquí cada vez más tranquilo, con la serenidad del que tiene por cómplice la vida y su rutina.
08. Ahora sé que en aquella ciudad deshabitada la gente andaba triste, con una soledad definitiva llena de abrigos largos y paraguas.
09. Siluetas con voz, sombras en las que fue tomando cuerpo esa historia que hoy somos de verdad, una vez apostada la paz del corazón.
10. Por eso, mientras llueve, agradezco tu cuerpo entre las sábanas y esta pasión desierta de acariciar tus muslos, más o menos extraños y hermosos como un sueño que acaba de llegar.