01. La meditación es un buen sistema para encontrar un hilo que seguir, puesto que todos estamos perdidos.
02. Quiero que tu cálido cuerpo desaparezca educadamente y me deje solo en la bañera porque quiero considerar mi destino.
03. Me gustaría leer uno de los poemas que me arrastraron a la poesía. No recuerdo ni una sola línea, ni siquiera sé dónde buscar.
04. Nuestra incompetencia siempre nos da nuevas oportunidades para humillarnos, y esa realidad nunca es mala para el intenso y doloroso proceso de autocrítica.
05. Yo lo intenté -soy el mismo- resultó lo mismo. Quería que mis sentidos enloquecieran. El relámpago no era más que una luz ordinaria. ¿Acaso nada podrá mantenerte aquí, mi amor, mi amor?
06. Con el poder mantenemos una relación ambigua: sabemos que si no existiera autoridad nos comeríamos unos a otros, pero nos gusta pensar que, si no existieran los gobiernos, los hombres se abrazarían.
07. Las mujeres están tomando el control del mundo, son realmente fuertes. ¿Te has dado cuenta? Bueno, pues deja que se impongan. Y deja que podamos ser lo que se supone que debemos ser: cotillas, músicos, luchadores... siguiendo la premisa de que no puede haber hombres libres si no hay mujeres libres.
08. Nos enfrentamos a nuestras vidas tal y como se nos presentan, y aunque no suframos una verdadera escasez, todos tenemos distintas hambres profundas � hambre de mujer, hambre de amor, hambre de contacto, hambre de un sentido-. Quizá todas ellas sean lujosas, pero son lo bastante serias para quien las experimenta.
09. Creo que la gente y la sociedad es buena. La clave está en dónde proyectas tu energía. Puedes posicionarte donde está la bondad, que sí, existe, o puedes pensar que no hay bondad en la sociedad y que debemos acabar con todo. Hay bondad hasta en los círculos más corruptos y reaccionarios. Creo que el hombre puede cambiar y que las cosas pueden cambiar. Se trata de cómo queremos que cambien las cosas.
10. ¿Qué es un santo? Es aquel que ha alcanzado una remota posibilidad humana. Es imposible decir lo que constituye esta posibilidad. Sin duda tiene algo que ver con la energía del amor. El contacto con esta energía provoca una especie de equilibrio en medio del caos de la existencia. Un santo no disuelve este caos; si lo hiciese, el mundo habría cambiado hace mucho tiempo. Yo no creo que un santo pueda disolver el caos del mundo, ni siquiera para sí mismo, porque hay algo de arrogante y belicoso en esta concepción de un ser humano poniendo él solo el universo en orden.