Frases de Juan Calvino

01. Cada uno de nosotros es, incluso desde el vientre de nuestra madre, un maestro artesano de ídolos.

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02. Hay que recordar que el diablo tiene sus milagros, también.

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03. Sin conocimiento de uno mismo no hay conocimiento de Dios.

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04. La mente del hombre es como una tienda de idolatrías y supersticiones.

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05. La tortura de una mala conciencia es el infierno de un alma viviente.

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06. Nadie está excluido de pedir a Dios, la puerta de la salvación está en abierta para todos los hombres.

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07. Todas las cosas están a disposición de Dios, y la decisión de la salvación o la muerte perteneciente a él.

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08. Un perro ladra cuando su amo es atacado. Yo sería un cobarde si es atacada la verdad de Dios y permanezco en silencio.

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09. No hay un poco de brizna de hierba, no hay color en este mundo que no tenga la intención de hacer que los hombres se regocijen.

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Juan Calvino

Juan Calvino
  • 10 de julio de 1509
  • Noyon, Oise, Francia
  • 27 de mayo de 1564
  • Ginebra, Suiza

Teólogo, humanista y reformador francés, con activa participación en la Reforma Protestante, creador de un nuevo movimiento reformador: el calvinismo.

Sobre Juan Calvino

Juan Calvino quedó huérfano de madre a temprana edad, su padre lo entregó al cuidado de un aristócrata, quien vigiló su educación.

Recibió su formación inicial en el College de la Marche y en el College de Montaigne, ambos centros académicos dependientes de la Universidad de París.

Juan Calvino realizó estudios de Teología, Humanidades y Derecho.

Estando en la Universidad de Orleáns, conoció las ideas de Martín Lutero y abrazó el protestantismo.

En 1533 y debido a la campaña contra los protestantes, Juan Calvino tuvo que refugiarse en Basilea (Suiza).

Continuó con sus estudios y escritos, por lo que fue perseguido constantemente por la Inquisición.

En 1536 publicó su obra dogmática fundamental, "Institución de la religión cristiana".

Juan Calvino predicó el ideal de perfección humana, inculcó a sus adeptos la formación de la "sociedad de los justos", lo que explica el carácter agresivo y fanático de sus adeptos.

Eliminó todas las formas de culto externo y dispuso ceremonias de oraciones y cánticos.

En 1541 y ante el fracaso del partido opositor, el Consejo de Ginebra llamó a Juan Calvino para que se hiciera cargo de la organización religiosa, política y social.

Implantó así una oligarquía religiosa e impuso un régimen inquisitorial de terror.

Desde 1558 hasta su muerte, Juan Calvino estuvo muy delicado de salud por padecer asma bronquial.

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