01. Lo que acarrea todos los males a nuestra literatura se halla en que nuestros sabios tienen poco ingenio y nuestros hombres de ingenio no son sabios.
02. Entre el espíritu y el alma está la imaginación, que participa del uno y de la otra. Entre el espíritu y la imaginación está el juicio, está el gusto.
03. Un libro ordinario no debe contener más que un tema; pero un buen libro debe contener un germen que se vaya desarrollando por sí mismo como una planta.
04. En literatura, nada vuelve tan imprudente y tan atrevido al intelecto como la ignorancia de los tiempos pasados y el desprecio por los libros antiguos.
05. Lo que es dudoso o mediocre necesita del consenso para agradar a su autor; pero lo que es perfecto lleva en sí la convicción de su belleza, de su mérito.
06. Cuando comprendemos otras lenguas nada nos es más agradable que leer las traducciones. Estas alivian y ejercitan al mismo tiempo, ya que podemos comparar.
07. Todos los escritores que poseen eso que llamamos originalidad corrompen el gusto del público, a no ser que éste sepa por sí mismo que no se les debe imitar.
08. Los libros, los pensamientos y el estilo moderado causan al espíritu el mismo buen efecto que un rostro tranquilo causa a nuestros ojos y a nuestros humores.
09. En el lenguaje ordinario, las palabras sirven para nombrar las cosas, pero cuando el lenguaje es realmente poético, las cosas sirven para nombrar las palabras.
10. Hay armonía en el espíritu siempre que hay exactitud en las expresiones. Ahora bien, cuando el espíritu está satisfecho, pone poca atención a lo que el oído desea.
11. Lo importante, en la elocuencia y en las artes, no está en lo que decimos, sino en lo que dejamos oír; no está en lo que pintamos, sino en lo que dejamos imaginar.
12. Todas las formas de estilo son buenas, con tal de que sean empleadas con gusto; existe una gran cantidad de expresiones que en unos son defectos y en otros son virtudes.