Frases de Joseph Joubert - Página 5

01. La naturaleza bien ordenada, contemplada por un hombre bien ordenado; he ahí lo poéticamente bello.

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02. La admiración es un alivio para la atención, un término que ésta se prescribe para su placer y reposo.

+ Frases de Admiración


03. Las buenas poesías épicas, dramáticas, líricas, no son otra cosa que los sueños de un hombre despierto.

+ Frases de Lírica


04. En literatura, el gusto, las reglas, el género, la belleza, son invariables por esencia, como la moral.

+ Frases de Género


05. No basta el gusto para apreciar bien las obras de arte; es necesario el juicio, y un juicio ejercitado.

+ Frases de Juicio


06. La razón puede advertirnos sobre lo que conviene evitar; sólo el corazón nos dice lo que es preciso hacer.

+ Frases de Preciso


07. Hay que entrar en las ideas de los otros si se quiere sacar provecho de las conversaciones y de los libros.

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08. Las cosas que demandan más atención de la que uno les otorga comúnmente cuando las dice deben ser escritas.

+ Frases de Atención


09. No es necesario que haya amor en un libro para que nos encante, pero sí es necesario que haya mucha ternura.

+ Frases de Ternura


10. Muchos van hacia la verdad por los caminos de la poesía. Yo llego a la poesía, por los caminos de la verdad.

+ Frases de Caminos


11. Si no hay arrebato, si no hay hechizo, o, mejor, si no hay cierto embelesamiento, no es posible hablar de genio.

+ Frases de Arrebato


12. Todos nuestros instantes de luz son instantes de dicha. Cuando hay claridad en nuestro espíritu, hace buen tiempo.

+ Frases de Claridad

Joseph Joubert

Joseph Joubert
  • 7 de mayo de 1754
  • Montignac, Dordoña, Francia
  • 4 de mayo de 1824
  • París, Francia

Moralista, profesor y escritor francés cuya obra se publicó en forma póstuma y adoptó la forma de aforismos y pensamientos.

Sobre Joseph Joubert

Joseph Joubert se crió en su pueblo natal y cumplidos los quince año se trasladó a Toulouse para estudiar en el colegio de los padres doctrinarios, donde posteriormente fue profesor hasta 1776.

En 1778 se mudo a París, y pasó el resto de su vida alternando su lugar de residencia entre la comuna campestre de Montignac y la ciudad de París.

En tiempos de Napoleón, a instancias de su amigo y administrador de la universidad Louis de Fontanes, fue nombrado Inspector General de la Universidad.

Cuando Joseph Joubert falleció, su viuda le confió sus manuscritos a François-René de Chateaubriand, quien realizó una selección y los publicó en 1838 con el nombre "Colección de Pensamientos del Joseph Joubert".

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