01. Hay pensamientos que no necesitan cuerpo, forma, espejo, expresión, etcétera. Para mostrarlos o para que se escuchen, basta con nombrarlos vagamente o con susurrarlos. Desde la primera palabra los escuchamos, los vemos.
02. El ritmo se produce por cadencias, como la armonía por sonidos. Eran cadencias y no sonidos, ritmos y no armonía, lo que los acentos y la medida de las sílabas largas o breves producían en las lenguas de los griegos y latinos.
03. La danza debe dar la idea de una ligereza y una soltura incorpóreas, por así decirlo. El efecto de las bellas artes tiene como único mérito lo que todas éstas deben tener como fin, el de hacer imaginar almas por medio de cuerpos.
04. Cuando uno escribe debe decir sólo lo que aquellos a quienes uno se dirige quieren saber. No es a la satisfacción del propio espíritu a lo que uno debe aspirar en esta correspondencia, sino a la satisfacción del espíritu del otro.
05. Los poetas son más inspirados por las imágenes que por la misma presencia de los objetos. Es así como la idea de perfección es más necesaria a los hombres que los modelos; esto es aplicable tanto a las costumbres como a las artes.
06. En metafísica, imaginar bien es ver bien; incluso en física, si no se imagina sólo se ve a medias; quien no sabe imaginar, no muestra nada con claridad y nada da a conocer. La esencia y el ser de la materia misma son por entero intelectuales.
07. Busque, dicen ellos. Yo busco mucho la expresión justa, la expresión sencilla, la expresión que conviene más al tema en cuestión, al pensamiento que se tiene, al sentimiento que anima, a lo que precede, a lo que sigue, al sitio que aguarda la palabra.
08. Los críticos no sabrían distinguir y apreciar ni los diamantes brutos ni el oro en barras; en literatura no conocen sino lo que circula, las monedas; ellos son comerciantes, su crítica tiene balanzas, pesas, pero no tiene ni crisol ni piedra de toque.
09. Sólo los pensamientos, tomados aisladamente, caracterizan a un escritor. Con razón los llamamos trazos, y los citamos; muestran la cabeza y el rostro, por así decirlo; el resto no muestra más que las manos. Hay fantasmas de autores y fantasmas de obras.
10. Cuando las palabras están bien escogidas son abreviaciones de frases; las palabras son los cuerpos y el vínculo exterior de los pensamientos. Las palabras son sitios transparentes y los únicos espejos en los que pueden ser visibles nuestros pensamientos.
11. Existen obras donde no hay lo que podría llamarse buena poesía, pero dan la idea de ello, y todo lo que da esta idea seduce al espíritu. Lo mismo puede decirse de muchos cuadros, que dan la idea de ser bellas pinturas sin que lo sean, e incluso de algunos libros.
12. El verdadero poeta tiene palabras que muestran sus pensamientos, pensamientos que dejan ver su alma, y un alma en la que todo se pinta de manera distinta. Su espíritu está colmado de imágenes muy claras, mientras que el nuestro sólo está lleno de señales confusas.