01. ¿De qué otra forma se puede amenazar que no sea de muerte? Lo interesante, lo original, sería que alguien lo amenace a uno con la inmortalidad.
02. Yo siempre seré el futuro Nobel. Debe ser una tradición escandinava.
03. Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en el que el hombre sabe para siempre quién es. "El Aleph" (1949)
+ Frases de Momento + Pensamientos de "El Aleph"
04. Es supersticiosa y vana la costumbre de buscar sentido en los libros, equiparable a buscarlo en los sueños o en las líneas caóticas de las manos. "Ficciones" (1944)
+ Frases de Sentido + Pensamientos de "Ficciones"
05. Yo creo que de todos los géneros quizá el policial sea el más artificial, porque en verdad los crímenes no se resuelven por razonamientos, sino por delaciones.
06. Ordenar bibliotecas es ejercer de un modo silencioso el arte de la crítica. "Elogio de la sombra" (1969)
+ Frases de Función de la crítica + Pensamientos de "Elogio de la sombra"
07. Un libro es una cosa entre las cosas, un volumen perdido entre los volúmenes que pueblan el indiferente universo; hasta que da con su lector, con el hombre destinado a sus símbolos.
+ Frases de Amor por los libros
08. En mi país se pasan quince minutos diciendo que no hace falta presentarme y diciendo que van a ser breves en la presentación; y así pueden estar una hora sin haberme presentado.
09. Este palacio es fábrica de los dioses, pensé primeramente. Exploré los inhabitados recintos y corregí: Los dioses que lo edificaron han muerto. Noté sus peculiaridades y dije: Los dioses que lo edificaron estaban locos. "El Aleph" (1949)
+ Frases de Palacio + Pensamientos de "El Aleph"
10. La universidad debiera insistirnos en lo antiguo y en lo ajeno. Si insiste en lo propio y lo contemporáneo, la universidad es inútil, porque está ampliando una función que ya cumple la prensa.
11. El tiempo es la sustancia de la que estoy hecho. "Otras inquisiciones" (1952)
+ Frases de Hecho + Pensamientos de "Otras inquisiciones"
12. Israelitas, cristianos y musulmanes profesan la inmortalidad, pero la veneración que tributan al primer siglo prueba que sólo creen en él, ya que destinan todo lo demás, en número infinito, a premiarlo o castigarlo.