01. Dos veces vimos ya la misma arena. Nunca somos los mismos. Es tiempo, amada gente, de largarnos.
02. Ahora es el tiempo de los claroscuros, de las manos memoriosas, de esta indecisión con la que llega la mañana y entran por las rendijas los dedos del sol.
03. Si nada cesa tú nunca cesarás. La muerte grande te besó en las mejillas y nosotros lloramos y reímos. Estamos contigo. Tu memoria no se detuvo nunca.
04. La poesía es un artículo de primera necesidad para los individuos y para los pueblos. De alguna manera restaura un idioma, sobre todo frente a los embates de los medios de comunicación, de su obscenidad y vulgaridad.
05. (...) El lecho del tamaño del deseo para intentar todas las caricias y confundir las pieles en el largo sudor que resplandece en la media luz de las cortinas de la tarde.
06. [La poesía...] También da a la gente como nosotros, a la gente común y corriente, a la gente sensible, palabras para expresar lo fundamental de lo cotidiano que es el encuentro y el desencuentro del amor, de la muerte, el deseo, es decir, las cosas pequeñas y esenciales de la vida.
07. Un cuerpo dormido nos entrega la paz del mundo. Me voy sin hacer ruido. Te dejo en el país construido por el sueño. Al irme siento que sonríes.
08. El poeta no es ni mucho menos un místico o un ser especial sino es una persona que canta lo que a todos pertenece, y que a su manera está dotado de una cualidad que a él le pertenece, como el zapatero está dotado de otra cualidad o el panadero.
09. (...) Las sensaciones, en cambio, aparecen y desaparecen en filas bien ordenadas. Dejan en la boca sabores contradictorios y en el cuerpo el acuciante deseo de seguir deseando.