01. La divisa que he adoptado justifica mis digresiones y los comentarios que hago, tal vez con demasiada frecuencia; sobre mis hazañas de todo tipo.
02. He sido toda mi vida una víctima de mis sentidos.
03. En cuanto a las mujeres, siempre me ha parecido dulce el olor de las que he amado.
04. ¡Tedio cruel! Solo por olvido no te han hecho los autores de las penas del infierno figurar entre ellas.
05. ¡Oh muerte! ¡Muerte cruel! Ley fatal que la Naturaleza debe reprobar, puesto que no tiendes más que a su destrucción.
06. Como consideraba que había nacido para el bello sexo, lo he amado siempre y me he hecho amar por él cuanto he podido.
07. Si sintiera después de mi muerte, no dudaría ya de nada; pero desmentiré a todos los que me vengan a decir que he muerto.
08. La razón es una pequeña parte de la divinidad del Creador. Si la empleamos para ser humildes y justos, no podemos sino complacer a aquel que nos la dio.
09. He tenido amigos que han actuado amablemente hacia mí, y ha sido mi buena fortuna causante de tener el poder de darles pruebas substanciales de mi gratitud.
10. He tenido, sucesivamente, todos los temperamentos: el colérico en mi infancia, el sanguíneo en la juventud; más tarde, el bilioso, y, por fin, el melancólico, que, probablemente, no me abandonará ya.
11. Es falso que la pretensión a una recompensa no convenga a la verdadera virtud y que ofenda su pureza; pues, por el contrario, sirve para mantenerla, dado que el hombre es demasiado débil para desear la virtud con el fin de complacerse a sí mismo.
12. Dado que las verdaderas virtudes no son más que hábitos, me atrevo a decir que los verdaderos virtuosos son aquellos que las practican sin el menor esfuerzo. Estos no tienen en absoluto la idea de la intolerancia, y para ellos es para quienes he escrito.
