01. Mis ojos son de vago azul, como el cielo, y cambian todo el tiempo; no discriminan pero son efímeros, enteramente específicos y desleales, por lo que nadie confía en mí. Me la paso mirando a otra parte. O de nuevo hacia algo después que ha renunciado a mí. Eso hace que me ponga intranquilo y me hace infeliz, pero no consigo mantenerlos quietos. Si tan sólo tuviera ojos grises, verdes, negros, cafés, amarillos; me quedaría en casa y haría algo. No es que sea curioso. Al contrario, soy aburrido pero tengo el deber de estar atento, hay cosas que me necesitan como el cielo debe estar por encima de la tierra. Y últimamente tanto ha crecido su ansiedad que puedo ahorrarme un poco de sueño