01. Lo que tomamos por virtudes a menudo no es más que un compuesto de diversas acciones y diversos intereses que el azar o nuestro ingenio consiguen armonizar, y no es siempre el valor y la castidad lo que hace que los hombres sean valientes y que las mujeres sean castas.
02. Si no tuviéramos defectos no sentiríamos tanto placer descubriendo los de los demás.
03. La moderación es un temor a caer en la envidia y en el desdén que merecen los que se embriagan con su dicha; es una vana ostentación de la fuerza de nuestro ánimo; y finalmente, la moderación de los hombres que se ven muy encumbrados es un deseo de parecer más grandes aún que su buena fortuna.
04. Por muchos descubrimientos que hayamos hecho en el país del amor propio, siempre quedarán muchas tierras desconocidas.
05. Las pasiones contienen una injusticia y un interés propio que hace que sea peligroso seguirlas, y que convenga desconfiar de ellas, incluso cuando parecen muy razonables.
06. Con frecuencia el hombre cree estar conduciéndose a sí mismo cuando es conducido, y mientras con su mente tiende a una meta, su corazón le arrastra insensiblemente hacia otra.
07. Cuando los grandes hombres se dejan abatir por la duración de sus infortunios, demuestran que sólo los soportaban por la fuerza de su ambición, y no por la de su ánimo, y que, sin más diferencia que una gran vanidad, los héroes son iguales que los demás hombres.
08. Tenemos más fuerza que voluntad, y a menudo para disculparnos a nosotros mismos suponemos que las cosas son imposibles.
09. La fuerza y la flaqueza del ánimo tienen nombres engañosos; en realidad no son más que la buena o mala disposición de los órganos del cuerpo.