01. Tú eres la inconmovible y desdeñosa, aunque gentil y bella castellana; yo, el trovador que canta al pie del muro sin que se abra a su acento tu ventana.
02. ¿Por qué llorar mi muerte si mi vida era un erial de espinas y de abrojos?
03. Tu eres la llama que la brisa leve hace ondular, apenas, cariñosa; yo, la víctima triste de ese fuego, la pobre, enamorada mariposa.
04. ¡No lloro ya!... la piedra funeraria para siempre cayó pesada y fría... ¡las losas de las tumbas nunca lloran, y una tumba es, señora, el alma mía!
05. Tu amor fue mi perfume, mi esperanza, la novela de mi alma, mi alegría, cuando tú me decías: mi poeta, me inundabas de luz y de poesía.
06. Pues con el llanto el sentimiento dice lo que decir no puede con la lengua.
07. Yo, en ese largo, fatigoso viaje, en mi alma llevaré tu imagen bella.
08. El alma del que sufre es noche triste.
09. Dicen que soy horroroso: por la lisonja, mil gracias: mira tú mi corazón y prescinde de mi cara.
10. Para ver si soy poeta fíjate, niña, tan solo en que lloro cuando canto y que canto cuando lloro.
11. Tú eres, entre el rayo de la luna el plateado fulgor que me acaricia.
12. Las cicatrices del rostro poco me importan, o nada; las que me importan, y mucho, son las que tengo en el alma.