01. El miedo a la pérdida de identidad era descomunal. Tal vez eso había nacido con el asunto de "Clapton es Dios", que había hecho que basara buena parte de mi autoestima en mi carrera. Cuando tuve que pasar a centrarme en mi bienestar como ser humano, y en la consciencia de que era un alcohólico que sufría la misma enfermedad que todos los demás, sufrí un colapso.
02. Una borrachera post-sicodélica pareció inundar todo el negocio del espectáculo a principios de los setenta. Si subías a un escenario, prácticamente lo menos que se esperaba de ti era que estuvieras borracho. Recuerdo que hice una actuación entera tendido en el escenario con el pie del micrófono tumbado a mi lado, y nadie se inmutó. Tampoco se oyeron muchas quejas, probablemente porque el público estaba tan borracho como yo.