01. Cerciórate de que tus intenciones no sean pretensiones.
02. (...) Su asombro aumenta cuando, después de desembarcar la mercancía, entran en la gran ciudad. Blancos, negros y mestizos hormiguean por todas partes: en elegantes coches pasan los europeos, extrañamente vestidos, y mujeres con grandes sombreros ríen y se abanican. Todos parecen alegres, ocupados, llenos de esperanza, en pleno goce, independientes. Pero, ¿Y los esclavos? (...) Estos son, pues, los desheredados, piensa el joven navegante. Cazados como perros de valor, subastados como caballos, encerrados como criminales.
03. Su moral se asentaba en bases no menos sinceras que todas sus acciones. Decía que su moral era la de un anciano al que había oído decir un día: "Si hago una buena obra, me siento bien; y si obro mal, me encuentro mal. Lista es mi religión".
04. (...) Sólo así, a través de estas constantes contradicciones entre la bondad y el escepticismo, sólo en este equilibrio de claridad y simpatía, puede desarrollarse gradualmente un estadista que, a través de los tortuosos caminos del partidismo político, persigue un fin grandioso y humanitario.
05. Su costumbre de hablar en público, el conocimiento del país y, sobre todo, su confianza en sí mismo, cada día mayor, le impulsan a la aventura. ¡Al fin y al cabo, si le espera un fracaso, sólo será uno de tantos!
06. La decisión del primer beso es la más crucial en cualquier historia de amor, porque contiene dentro de sí la rendición.
07. Todo lo verdaderamente grande pertenece a la humanidad entera.
08. La discusión es la muerte de la conversación.
09. Pero no era hombre que se dejara ofender impunemente. Después de haber ganado el pleito más importante de su vida, liberando de contribuciones al ferrocarril de Illinois, teniendo por contrarios a sus antiguos asociados Stuart y Logan, presentó una liquidación de 2.000 dólares. "Eso es demasiado, le dijo el representante del Gobierno. No exigiría más un abogado de primer orden. " Y le envió 200 dólares. Lincoln denunció a la Compañía, pidiendo unos honorarios de 5.000 dólares, y los obtuvo. Así reacciona una naturaleza en la que la modestia y el orgullo tienen su natural asiento cuando se siente menospreciada sin razón. Él conocía su propio valor, y lo que más le regocijaba en esta victoria era el haberse mostrado superior a los dos famosos abogados contrarios. Como nunca ambicionó el dinero, de buen grado hubiera hecho una rebaja, pero le lastimó la desdeñosa actitud con que le enviaron la décima parte de lo pedido. Por esto se excedió en su petición primitiva, ya que el pedir lo mismo hubiera dejado en ridículo a quien se consideraba ofendido.